Viena, Efe

La Policía austriaca ha detenido a Josef Fritzl, de 73 años, al que se acusa de haber mantenido durante más de 20 años en cautiverio a su hija de 42. El hombre es sospechoso, además, de haber abusado de forma continuada de la mujer, con la que habría tenido hasta seis hijos a lo largo de estos años. Los niños de su hija, Elisabeth, nacieron en el sótano donde estaba recluida, en un edificio de la localidad de Amstetten.

Según indicó ayer el jefe de la Oficina contra el Crimen de la Baja Austria, Franz Polzer, el sospechoso «no se ha mostrado dispuesto a declarar». De acuerdo con la ley austriaca, la Policía no desveló más que la primera letra del apellido del detenido, pero la «ORF» afirmó que su hija se llama Elisabeth Fritzl, por lo que se deduce que su apellido es el mismo que el de su padre.

Tras confirmar la detención del sospechoso, Polzer afirmó que la mujer de 42 años, según sus propias declaraciones, fue retenida en una mazmorra del sótano del edificio donde se encuentra la vivienda de sus padres y habría sido víctima de abuso sexual de su padre durante años.

No obstante, las autoridades no han encontrado aún la «mazmorra» donde habría estado recluida Elisabeth y sus hijos, tres varones y tres chicas que hoy tienen entre 5 y 20 años de edad. Gerhard Sedlacek, portavoz de la Fiscalía de Sankt Pölten, capital de la Baja Austria, aseguró que las declaraciones de Elisabeth Fritzl, que incluyen «acusaciones de masivos delitos» contra su padre, son suficientemente «creíbles». La Policía deberá practicar pruebas de ADN para aclarar si los hijos de su propia hija son también de Fritzl, como se sospecha.

La noticia salió a la luz pública en la mañana de ayer, difundida por la radio pública y regional, según la cual los indicios apuntan a que este hombre mantuvo retenida a su hija durante casi 24 años. Según los medios locales, el caso se estaba revelando como uno de los peores en la historia criminal de la República alpina.

Los hechos han sido descubiertos a raíz del «misterio» que rodeaba a una joven de 19 años internada en estado muy grave en el Hospital Amstetten y que resultó llamarse Kerstin y ser nieta -y probablemente hija- del detenido.

Éste la llevó al hospital, donde declaró haberla encontrado en estado inconsciente delante de un edificio de la ciudad de Amstetten y los médicos pidieron que se buscase a la madre para averiguar en qué condiciones había enfermado la joven.

Tras las primeras investigaciones, resultó que no había el menor rastro de la madre desde el año 1984. Según la «ORF», la mujer y sus hijos, tras ser liberados, están siendo tratados por psicólogos.

Varios vecinos declararon que el acusado «no llamaba la atención», que solía «saludar siempre amablemente» y que a algunas personas les había declarado desconocer el paradero de su hija y sospechar que ésta se había ido con una secta.

Los vecinos dijeron que la noticia les había causado un «shock», algo parecido a lo que narraron los habitantes de Strasshof, la localidad cercana a Viena donde en agosto de 2006 «reapareció» la joven Natascha Kampusch, con 19 años, tras huir de su raptor. Sin que nadie lo notara, Kampusch pasó ocho años en un zulo subterráneo en la casa de su secuestrador, tras ser raptada a los 10 años.