La radio estatal birmana elevó hoy a 22.464 el número de muertos y a 41.054 las personas desaparecidas en el sur del país tras el paso del ciclón Nargis el sábado, mientras que la cifra de damnificados llega al millón.

Las zonas más afectadas son las regiones de Irrawaddy, Pegu y Rangún y los estados Karen y Mon, bajo el estado de emergencia desde el sábado pasado.

El encargado de la misión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Rangún, Mac Pieczowski, explicó que "todas las líneas telefónicas están cortadas y es extremadamente difícil obtener información de las áreas afectadas".

"Pero, por las informaciones que nos llegan, aldeas enteras han desaparecido y la cifra final de víctimas mortales será inmensa", añadió Pieczowski.

La Cruz Roja dijo que en algunas poblaciones el 95 por ciento de las viviendas han resultado completamente destruidas.

La ayuda internacional, a la que España se unió hoy con un fondo inicial de 500.000 euros, y la que facilitan las autoridades birmanas desde la nueva capital del país, Naypyidaw, inaugurada en 2005 en la región central, comienza a llegar a Rangún.

Esta mañana, un tren de mercancías proveniente del norte, con cerca de 30 vagones que contenían tiendas de campaña y bidones de agua, se detuvo en la estación de ferrocarriles de Rangún.

Unas 800 toneladas de arroz aguardaban en los almacenes del Programa Mundial de Alimentos (PMA) la autorización oficial para ser repartidos.

La población de las áreas afectadas lleva desde el sábado sin suministro de agua y electricidad, los alimentos básicos escasean y sus precios se han disparado debido a la especulación y la creciente demanda.

Personal de la Cruz Roja reparte ayuda básica, como plásticos con los que cubrir los tejados que arrancó el ciclón o pastillas para potabilizar agua, además de mantas y ropa.

No obstante, los portavoces de varias agencias de la ONU han protestado por la lentitud con la que las autoridades birmanas, acostumbradas a examinar y revisar hasta el detalle más mínimo cada solicitud de visado para que no ingrese en el país un activista democrático, tramitan en Bangkok las instancias de entrada de su personal especializado, lo que demora su llegada a las zonas donde se les necesita.

Los cooperantes que entran en las áreas devastadas informan del número los cadáveres y destacan la desesperación de los supervivientes.

En la región del delta del río Irrawaddy, casi toda arrasada, cientos de miles de birmanos que han perdido sus hogares y cosechas deambulan en busca de cobijo en los pocos edificios gubernamentales que se aguantan en pie.

Las carreteras y las líneas ferroviarias que conectan Rangún con las poblaciones del sur están cortadas.

"Hoy tampoco saldrá ningún tren hacia el sur, la situación es peor tras la fuerte tormenta que cayó ayer", dijo a Efe Tin Htway, empleado de la estación central de Rangún.

Entre los habitantes de Rangún, que sufren en silencio, se aprecia una actitud de resignación, pero bajo la superficie hay incertidumbre, descontento y, sobre todo, mucho miedo al régimen.

La catástrofe no ha afectado directamente a los generales que forman la Junta Militar, instalados en Naypyidaw (región central), la capital diseñada por arquitectos e ingenieros norcoreanos.

La ONU culpó hoy al régimen militar de Birmania (Myanmar), del elevado número de personas que han muerto por no haber prevenido a la población del peligro que suponía ese ciclón al que acompañaban vientos de más de 190 kilómetros por hora.