Las Palmas de Gran Canaria, Pedro GUERRA

Agentes del grupo de operaciones especiales de la Policía Nacional han hallado restos de huesos, al parecer humanos, en un pozo de Jinámar, en Gran Canaria, donde buscaban el cuerpo de la joven Sara Morales desaparecida en junio de 2006, cuando tenía 14 años.

La Policía Nacional custodia el pozo en el que buscan a la joven. Un coche patrulla y dos agentes hacen guardia a la entrada del caserón abandonado, que fue rastreado el pasado viernes por los agentes del grupo especial Sara (GES). Una cinta policial prohíbe el paso en los alrededores hasta que hoy mismo efectivos del grupo de operaciones especiales (GOES) se introduzcan en el interior del pozo para intentar la extracción de los indicios encontrados.

Se trata de la primera pista fiable con apariencia humana que se encuentra desde la desaparición de Sara Morales, el 30 de julio de 2006. El lugar, un vetusto caserón abandonado ubicado a los pies de la antigua carretera de Jinámar (GC-100), de unos trescientos metros cuadrados, es uno de los 18 puntos que la Policía tenía señalados para reemprender el rastreo de Sara Morales. En su interior hay un pozo, que podría rondar los 20 metros de profundidad y en el que la Policía introdujo una cámara especial que toma imágenes en rayos X.

Forenses del Instituto de Medicina Legal, tras un primer examen de las imágenes tomadas, indicaron que se puede tratar de restos humanos, con todas las reservas que se puedan tener ante unas imágenes de este tipo. Al parecer, entre los restos, que se encuentran envueltos, podría apreciarse un fémur humano de un adulto joven.

De confirmarse estos extremos, queda totalmente descartada la posibilidad de una muerte accidental, bien por caída o por suicidio. Todo apuntaría a una muerte violenta, sin que se descarte que sea la de Sara Morales, que desapareció en extrañas circunstancias hace más de tres años y medio.

La Policía llegó al pozo del caserón abandonado de Jinámar siguiendo la pista del violador de la furgoneta blanca que se suicidó hace un año en prisión y al que se le imputaban numerosas violaciones y ataques sexuales a mujeres realizados con mucha violencia. En realidad, los investigadores del grupo especial Sara (GES) han encontrado indicios, a lo largo de toda su investigación, de que el presunto violador de la furgoneta blanca, Miguel Ángel M. R., podría estar relacionado con la desaparición de la menor, puesto que algunos testigos sitúan su vehículo en los alrededores del domicilio familiar de Sara en la tarde de su desaparición.

El lugar que vigila la Policía Nacional tras la aparición de estos restos, el pasado viernes, es un sitio que frecuentaba el citado individuo cuando cometía sus ataques, según han declarado las propias víctimas. Se inicia ahora una nueva parte de la investigación que requiere extraer del pozo los restos encontrados. El pozo es estrecho y con curvaturas, por lo que resulta de difícil acceso para los agentes.