Santiago de Chile, Efe

El religioso español José Ángel Arregui Eraña, de 53 años, fue condenado ayer a 817 días de prisión por un tribunal chileno que le encontró culpable de almacenar pornografía infantil. Arregui, nacido en Bilbao (España) en 1957, deberá cumplir íntegramente la pena en la cárcel al desestimar el juez la petición de la defensa de otorgarle el beneficio de la libertad vigilada.

En una audiencia abreviada celebrada en el Centro de Justicia de Santiago, Arregui reconoció que guardaba más de 400 horas de vídeos de contenido pederasta. Entre las imágenes de sexo explícito se encuentran los vídeos que supuestamente grabó el propio Arregui con escenas de abusos sexuales contra una quincena de menores entre 2002 y 2005 en Madrid.

La fiscal a cargo del caso, Andrea Rocha, solicitó la pena máxima para el acusado y presentó tres informes técnicos que identifican al religioso como una persona de «discurso manipulador», «altamente impulsiva y agresiva».

Rocha expuso que, según los informes entregados, uno de los cuales procede de España, los antecedentes personales del acusado «no dan garantías de que la medida preventiva de libertad pueda disuadirlo de cometer nuevos hechos ilícitos».

Arregui, profesor en algunos centros de la Comunidad de San Viator en España, fue detenido en Chile el 14 de agosto de 2009, fecha en la que ingresó en prisión preventiva a disposición de la Fiscalía Occidente de Maipú hasta el día de hoy. Según anunció la defensa durante la audiencia, el religioso renunciará unilateralmente a la congregación porque «no quiere que siga siendo perjudicada».

El abogado defensor de Arregui, Homero Caldera, puntualizó que los costes del proceso han sido sufragados por los familiares del religioso y no por la Comunidad de San Viator, que ha repudiado públicamente los hechos.

«Está altamente arrepentido. Incluso en el año 2005 él tuvo la intención de quitarse la vida. Quería cortarse las venas. Creemos que tiene un problema depresivo y de conciencia. Yo, como absolutamente creyente en Dios que soy, le dije, y él, como creyente, sabe que la vida no nos pertenece. Le pertenece a Dios», afirmó Caldera a la salida del Juzgado.

Durante el juicio, Homero Caldera reiteró en diversas ocasiones que fue Arregui, personalmente, quien entregó voluntariamente todos los vídeos que estaban en su poder, además de los «links» pertinentes, pudiéndose así establecer su culpabilidad en el acceso a material pornográfico.

El abogado opina que la pena a la que se enfrenta su cliente de Vizcaya es bastante prudente en relación al caso, aunque en países como Chile es «un delito mucho más peligroso vivirlo en el medio interno que en el medio externo. Vamos a apelar la sentencia, tenemos cinco días», explicó Caldera.

Por su parte, la fiscalía reiteró que no se tiene ningún antecedente de que el condenado haya cometido abusos contra menores durante su estancia en Chile y señaló que tampoco tiene constancia de que España haya solicitado formalmente la extradición del sacerdote.

La Policía chilena localizó al religioso español al percatarse de que alguien descargaba pornografía infantil desde el Liceo Politécnico El Señor, en la comuna (municipio) de Renca, al norte de Santiago.

En el ordenador de la residencia los detectives de la Policía de Investigaciones chilena (PDI) descubrieron una carpeta con el nombre del detenido, en la que originalmente estaba el material pornográfico, que había sido borrado, aunque posteriormente él mismo lo entregó.

Tras el cumplimiento de la pena en Chile y si la justicia española lo solicita, Arregui podría ser extraditado a España para ser procesado eventualmente por supuestos abusos sexuales contra una quincena de menores.

Los vecinos de El Colmenar, un barrio al norte de Santiago, guardaban gratos recuerdos de José Ángel Arregui, el sacerdote español que enseñaba Gramática en el Liceo Politécnico El Señor.

Sus buenos modales y su paciencia con los alumnos le granjearon la simpatía de todos. El 14 de agosto de 2009 el religioso desapareció sin despedirse de nadie y a los que preguntaron por él se les respondía con evasivas.

La semana pasada la gente del barrio se enteró de que el bondadoso sacerdote se encontraba detenido desde esa fecha por estar en posesión de pornografía infantil.