Oviedo, M. P.

La falsa dirección de correo electrónico «BBVAresponde@grupobbva» vuelve al ataque, esta vez en forma de virus. Si durante el verano del año pasado, por medio de esta dirección de correo electrónico, se detectó un intento de estafa por internet (de las denominadas «phishing»), en las últimas semanas, la misma dirección (en realidad se trata de un envío masivo simulando una dirección de correo a través de una función programada) se está propagando un virus por la red, también en Asturias.

El usuario recibe no sólo uno, sino varios correos en el mismo día o días sucesivos desde la dirección de correo electrónico BBVAresponde@grupobbva, en los que se le comunica que le han ingresado una transferencia, unas veces de 7.000 euros, otras veces incluso de más. El remitente del mensaje es un tal Emérico Muro, que indica al receptor del mensaje, a modo de instrucciones, que pinche un enlace para obtener más información sobre la supuesta transferencia que ha recibido. No siempre saltan las alarmas del antivirus, dependiendo de las actualizaciones, y puede pasar que sólo con abrir el correo el usuario corra el riesgo de infectar el ordenador. Si pincha en el enlace, las consecuencias serán peores.

Esta vez el engaño se queda sólo ahí, en el virus, con un gancho (en este caso la picaresca de la transferencia bancaria) para que el mensaje llame la atención del receptor. Sin embargo, en julio del año pasado por medio de la misma dirección falsa (BBVAresponde@grupobbva) las autoridades detectaron un intento de «phishing». En aquella ocasión los usuarios recibían mensajes con diferentes asuntos: «aviso importante», «hagan el favor de verificar sus datos» o «actualice sus datos». Entonces el remitente animaba al receptor a entrar a una web para verificar los datos, una web similar a la real del banco, camuflada incluso con la URL (dirección de la página web) real del banco. Si el usuario rellenaba el formulario con sus datos personales, entre ellos el número de cuenta y contraseñas de acceso, lo que hacía, en realidad, era revelar estos datos al estafador, que, desde ese momento, podía acceder a la cuenta, utilizarla de «mula» para hacer transferencias de dinero, e incluso robar a la víctima de la estafa. Las asociaciones de consumidores y los propios bancos advierten a los usuarios de que las entidades bancarias no verifican sus datos confidenciales mediante mensajes de correo electrónico, por lo que deben desconfiar de los que reciban aunque reproduzcan a la perfección los logotipos y el resto de señas de identidad de dichas empresas. En el caso del envío masivo de mensajes que se ha detectado recientemente desde la misma dirección falsa de correos, parece que se trata de una broma pesada, un virus, y no de una estafa como sucedió el año pasado con la misma dirección de correo electrónico.