Ribadeo,

A. M. SERRANO

La mujer que resultó quemada por dos menores que tiraron una bola ardiendo a su panadería en Ribadeo falleció el pasado sábado, un mes y nueve días después de la agresión. Ana Nieto, de 79 años, permanecía ingresada en la unidad de quemados del Hospital Universitario de La Coruña desde entonces, con quemaduras de segundo y tercer grados localizadas en el cuarenta por ciento de su cuerpo, especialmente en las piernas. Fue enterrada ayer en Ribadeo.

La mujer se encontraba en su despacho de pan, frente al Colegio Sagrado Corazón, en la calle Carlos III de la villa ribadense, cuando se vio sorprendida por una bola de fuego que habían tirado dos escolares y que le abrasaron las piernas. Ana Nieto, que tenía problemas de movilidad por un ictus que sufrió hace años, fue socorrida en un primer momento por otros quinceañeros, al parecer también miembros del grupo en el que se encontraban los agresores, y por su marido, pero las llamas ya habían afectado a una buena parte de su cuerpo, sobre todo a las piernas.

Aunque en un primer momento fue atendida en el Hospital de Burela, pronto se decidió su traslado al centro Juan Canalejo de La Coruña, donde existe una unidad especial de quemados. En este hospital la mujer estuvo ingresada 40 días, pero no logró sobrevivir a las quemaduras y finalmente falleció el pasado sábado.

El marido de la víctima, Teodomiro Neira, explicó días después de la agresión a LA NUEVA ESPAÑA que los menores, escolares del centro Sagrado Corazón, «sabían lo que hacían». El caso se encuentra en manos de la fiscalía de menores, que ya ha identificado a los presuntos agresores.

El suceso ha causado gran impacto en la villa de Ribadeo, donde los vecinos aseguran no estar acostumbrados a agresiones de este calado. Además, Ana Nieto era una mujer muy conocida en la villa.

El despacho de pan que regentaba es conocido por los escolares del Colegio Sagrado Corazón de Ribadeo y algunos de ellos suelen acudir a comprar golosinas. Los clientes habituales ya no podrán ver a Ana Nieto tras el mostrador que regentó durante treinta años.