La Haya, Efe

El único superviviente del accidente aéreo en Trípoli que costó la vida a 103 personas se llama Ruben van Assow, tiene nueve años y es de Tilburg, al sur de los países bajos. El pequeño, que se recupera de sus múltiples fracturas en un hospital de la capital libia, ha quedado huérfano, aunque aún no lo sabe. Sus padres, Trudy y Patrick, y su hermano mayor, Enzo, de 11 años, no han sobrevivido al siniestro.

La familia había ido de safari y regresaba aprovechando las vacaciones escolares de mayo, que concluyen hoy. Tras el choque, lo único que dijo Ruben a sus rescatadores fue: «Holanda, Holanda», de ahí las dudas sobre su identidad.

Su familia ha ido a buscarle. Sus tíos Jeroen (hermano del padre) e Ingrid (de la madre) se trasladaron ayer a Libia y se quedarán hasta que Ruben pueda regresar a casa. En el mismo avión oficial, fletado por el Gobierno, viajaban seis forenses que ayudarán en la investigación sobre las causas del siniestro.

El niño tiene ambos pies fracturados y múltiples magulladuras, pero su vida no corre peligro, según los médicos. El pequeño ha sido operado de estas fracturas y su estado general es estable. Según su médico, Ruben se despertó tras la intervención, se encuentra consciente y ninguno de sus órganos vitales se ha visto sido afectado por las heridas sufridas en la catástrofe aérea.

El avión del vuelo 84771, de la compañía Afriqiyah Airways, procedente de Johannesburgo, se estrelló durante el aterrizaje en Trípoli.