Oviedo, L. Á. V.

Nueve guineanos, ocho mujeres y un hombre, han sido detenidos por agentes del grupo I de la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras de Oviedo como presuntos autores de un delito de falsedad para facilitar la inmigración irregular. La operación se ha saldado con otros 43 detenidos en el resto de España. La organización se dedicada a falsificar documentos para regularizar a inmigrantes subsaharianos, de forma que éstos pudiesen solicitar el reagrupamiento familiar. En Asturias, los agentes se han incautado de un total de 33 documentos falsos.

A cambio de 3.000 o 4.000 euros facilitaban a los inmigrantes irregulares unos padres ficticios, así como los certificados de nacimiento y pasaportes falsos que acreditaban su relación de parentesco con el ciudadano comunitario. En algunos casos los progenitores y los supuestos descendientes ni eran del mismo país ni hablaban el mismo idioma. Entre los arrestados se encuentra el presunto responsable de la red, un ciudadano español nacido en Guinea Ecuatorial, quien en ocasiones se hizo pasar por uno de los supuestos padres.

En Asturias, la operación se inició el pasado mes de enero, con el análisis de numerosa documentación en la que se evidenciaba infinidad de irregularidades en las solicitudes de residencia por reagrupamiento familiar. A finales de julio se dio por concluida la investigación con las detenciones. Los implicados reconocieron los hechos.

Los responsables de la organización desarticulada establecían contacto con inmigrantes subsaharianos irregulares. El cabecilla les ofrecía la posibilidad de obtener un permiso de residencia como familiar comunitario a cambio de unos 3.000 euros, aproximadamente, aunque en ocasiones cobraba hasta 4.000, en función del dinero que poseyese el inmigrante en cuestión.

Tras llegar a un acuerdo económico con el inmigrante, el responsable del grupo buscaba a una persona que se hiciera pasar por padre o madre del ciudadano irregular. También se ocupaba de falsificar los documentos que acreditaban esa relación familiar. Les facilitaba un certificado de nacimiento y un pasaporte en los que se modificaban el país de nacimiento, la fecha y el nombre de los progenitores. En varias ocasiones fue el propio cabecilla quien hizo de padre.

Una vez que tenían la documentación manipulada, los ciudadanos irregulares, junto con sus falsos padres, acudían a las oficinas de extranjeros y presentaban la solicitud de permiso de residencia como hijos de un ciudadano comunitario. En muchas ocasiones los solicitantes eran de países distintos e incluso hablaban distinto idioma. Los investigadores han detectado que en algún caso las falsas madres solicitaron la reagrupación de dos falsos hijos que habían nacido con apenas tres o cuatro meses de diferencia.