Oviedo, P. G.

«Lo que tenemos da para desbrozar y quitar piedras. Y para nada más». Así de claro se mostraba ayer Ramón Fernández, alcalde de Proaza y presidente de la Mancomunidad de los Valles del Oso, que además de a Proaza incluye a Santo Adriano, Quirós y Teverga, tras conocer el accidente de un ovetense que se precipitó desde una altura de seis metros tras apoyarse en una barandilla que supuestamente estaba en mal estado. Esta es una queja constante de los regidores de los concejos por los que transcurre esta senda que es usada por numerosos peatones y cicloturistas. La familia del accidentado tiene previsto denunciar hoy el caso.

El mantenimiento de la Senda del Oso corresponde a la Mancomunidad después de que el Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) otorgase la titularidad del camino, que se prolonga durante 24,5 kilómetros, tras el accidente que acabó con la vida de una turista segoviana afincada en Getafe el 29 de octubre de 2005. Al parecer, el caso del accidente mortal de esta turista residente vecina de Madrid es muy parecido al sufrido por Juan Manuel Alonso. La mujer, de 45 años, había dejado su bicicleta apoyada en una barandilla para hacerse una foto. Al ir al recogerla la valla cedió y se despeñó por un terraplén de doce metros de altura.

Diez meses después de aquella muerte arrancaron unas obras donde tenían previsto invertir 608.000 euros. Pero desde entonces, los costes han sido afrontados por los cuatro ayuntamientos, que son algunos de los más pequeños del Principado. «No tenemos dinero para conservar la Senda del Oso porque somos ayuntamientos muy pequeños», confesaba Carmen Fernández, alcaldesa de Teverga.

Ya el 10 de septiembre de 2002 se produjo otro grave accidente en la Senda del Oso en el que se vio implicado un matrimonio almeriense. La pareja recibió una indemnización de 118.000 euros por las graves secuelas que les dejó el impacto en la cara y el cráneo de una piedra de unos 30 kilogramos que tenía el tamaño de un microondas y que les cayó encima.