Oviedo, Pablo GONZÁLEZ

La tibia derecha rota por dos sitios, el peroné destrozado y la rodilla maltrecha, además de múltiples contusiones. Éste es el resultado que tuvo para el ovetense Juan Manuel Alonso una parada para tomar aire durante una excursión en bicicleta por la Senda del Oso que inició ayer por la mañana con un grupo de familiares y que estuvo a punto de acabar en tragedia. Este accidente es uno más de los que se han producido en el Senda del Oso, una de las de mayor afluencia de visitantes de la región, por su defectuoso mantenimiento. En octubre de 2005 una turista segoviana residente en Getafe perdió la vida en unas circunstancias muy similares a las del accidente de ayer.

Desde la cama del Hospital Central Universitario de Asturias (HUCA), Alonso, de 38 años y vecino de La Corredoria (Oviedo), relataba cómo cuando avanzaba por un puente sobre el río Trubia situado entre Tuñón (Santo Adriano) y Villanueva, en dirección a Proaza, se detuvo sobre la bicicleta para apoyarse en una de las barandillas de madera que flanquean el puente, cómo ésta cedió y se precipitó al vacío desde una altura de unos seis metros. Cayó sobre una base de rocas bajo el puente a unos tres metros del río.

«Escuché un crack y lo siguiente que vi fue el suelo», explicaba Alonso seguro de que el accidente está directamente relacionado con el mal estado en el que se encuentra la Senda del Oso debido a su deficitario estado de conservación. «Si me hubiera podido levantar lo habría tirado todo abajo (en referencia la barandilla) porque tener eso así es una encerrona, una trampa. Piensas que es algo seguro, pero está podrido», dijo para añadir: «No sé cómo tenemos una ruta tan guapa tan mal cuidada».

Siguiendo el relato de su accidente, Alonso apuntó que «debido a que llevo haciendo judo desde los 6 años» trató instintivamente de caer de forma segura. «Pero sobre todo tuve suerte porque acabé con la cabeza entre dos grandes piedras. Si llego a darme con una de ellas ahora no estaríamos en el hospital, estaríamos en el tanatorio», aseveraba. Por eso Alonso repitió en más de una ocasión que tiene mucha suerte. «Me ha tocado la lotería. He vuelto a nacer. Puedo considerar el día de hoy (por ayer) como el de mi cumpleaños». Una vez en el suelo la bicicleta se le cayó en encima. Dada su experiencia como masajista y sus conocimientos de primeros auxilios su primera reacción fue la de «mover los dedos de los pies y de las manos para comprobar que no tenía lesionada la columna vertebral». Entre tanto -eran alrededor de las once de la mañana- los familiares que le acompañaban (su padre, su tío y su cuñado) avisaron al 112. En diez minutos el helicóptero medicalizado del grupo de rescate de Bomberos de Asturias acudió en su ayuda junto a bomberos del cuartel de Proaza.

Una vez en el HUCA, los médicos que le atendieron le explicaron que tendrá que esperar al menos una semana para que baje la inflamación que presenta en la pierna dañada y poder operar la doble rotura de la tibia y el peroné. Alonso también sufrió un fuerte golpe en el hombro derecho, que le hizo pensar en un principio que se lo había dislocado. El herido seguía sin explicarse cómo «yo que voy todos los días a trabajar en bicicleta a Cancienes por la carretera no me pasa nada». En un principio en la excursión iban a participar su hijo de ocho años y un primo de doce.