Oviedo, Félix VALLINA

El atestado de la Guardia Civil indica que en el patio del módulo número 8 de la prisión de Villabona no había ningún funcionario de vigilancia la tarde del viernes pasado, en la que perdió la vida el corverano J. P. A. en una brutal pelea con otro preso, un marroquí de 29 años afincado en Gijón que responde a las iniciales J. B. K. Así lo precisa la abogada de la familia del fallecido, Concepción Trabado, después de leer el informe. «Por un lado, no entiendo cómo es posible que no hubiera nadie y, por otro, tampoco comprendo que hayan tardado tanto en acudir a frenar la reyerta», señaló la letrada, que añadió: «Tardaron el tiempo suficiente como para que el agresor le matara a golpes».

Concepción Trabado sostiene además que J. P. A. no debería haber ingresado en la cárcel a causa de la enfermedad mental que padecía y que, una vez dentro, al menos tendría que haber permanecido en la enfermería. «Tenemos un informe del forense del Juzgado de instrucción número 6 de Avilés que deja bien claro que el fallecido tenía una enfermedad mental y que tenía que estar ingresado en un centro psiquiátrico. Además, también refleja que estaba muy mermado físicamente después de haber recibido un disparo de la Policía en Avilés y una serie de golpes de los agentes que lo dejaron muy tocado», explicó Concepción Trabado en referencia al altercado con resistencia a la autoridad protagonizado por J. P. A. tras cometer un robo en una tienda de la citada ciudad el pasado 28 de septiembre. La actitud del fallecido fue entonces tan colérica que un agente avilesino se vio obligado a dispararle en un pierna para repeler los ataques que lanzaba con un arma blanca.

La letrada que representa a la familia de J. P. A. solicita además que los responsables de Villabona pongan «cuanto antes» a disposición del Juzgado «todas las pruebas de las que dispongan», entre ellas la grabación de las cámaras del patio en el momento de la pelea. «Entiendo que ellos estén llevando a cabo una investigación, pero por encima está la investigación judicial. A pesar de la gravedad del suceso y de que ya han pasado varios días todavía estamos esperando», aseguró la letrada.

Concepción Trabado fue más allá en las críticas. «Tampoco me parece normal que sólo se hayan recogido las declaraciones de tres funcionarios y de dos presos cuando en el patio había 136 personas», señaló. Trabado apuntó además que «esas declaraciones son las de los funcionarios que deberían haber estado y que no estaban en el momento de la pelea». La abogada considera un error de la cárcel el haber reunido en el mismo módulo a los dos internos, que ya habían protagonizado otro suceso violento en el año 2003 en un bar de Gijón. «Hubo un procedimiento previo y eso tienen que saberlo en la prisión. Nunca habían coincidido hasta ahora y no entiendo por qué los han juntado cuando estaba claro que tenían problemas personales». Supuestamente en esa ocasión el corverano fallecido habría apuñalado a su oponente, el joven marroquí, «pero lo hizo para defender a otra persona que había sido agredida previamente por el otro (en referencia a J. B. K.)», matizó Concepción Trabado.

Por su parte, el abogado de J. B. K. mantiene que el suceso «en ningún momento puede calificarse como un ajuste de cuentas ni como una venganza». Washington Jesús Villaverde sostiene que «la desafortunada situación se produjo tras un encuentro totalmente fortuito en el módulo, una situación no buscada por mi defendido».