Oviedo, Pablo GONZÁLEZ

«Pegué un acelerón y el coche se me escapó. Hay que ser un manitas para controlar un deportivo así». Ésta es la explicación ofrecida ayer ante el juez por el moscón R. Á. R., que se enfrenta a un año y tres meses de cárcel, además de a tres años y medio de retirada de carné, por atropellar en Grado a cuatro personas en 2009. El conductor dio positivo en el control de alcoholemia.

R. Á. R., que conducía un Chrysler Crossfire que le acababa de dejar un amigo para que lo aparcara, aseguró que dio positivo porque había bebido después del accidente. El acusado insistió en que en ningún momento fue requerido por la Policía Local para realizar la prueba de la alcoholemia, a la que se sometió más de, una hora después del accidente.

R. Á. R. explicó durante la vista que tras arrollar a tres vehículos aparcados y atropellar a cuatro personas, una de ellas una niña de cuatro años, «la gente comenzó a insultarme, no digo que no tuvieran razón, e intentaron pegarme. Por eso me sacaron de allí. Pero en ningún momento me dijeron que estaba detenido o que tenía que hacer la prueba de la alcoholemia». R. Á. R. aseguró que abandonó el lugar de los hechos hasta en tres ocasiones, una de ellas para acompañar al gruista que trasladó el coche que conducía hasta el taller. Esta versión fue ratificada por el gruista. Mientras, los tres agentes de la Policía Local de Grado que participaron en el dispositivo organizado tras el atropello múltiple coincidieron en señalar en que el acusado presentaba síntomas evidentes de ir ebrio (dio 0,54 miligramos de alcohol por litro de aire) y que, aunque no fue introducido en el coche policial desde un principio, nunca le perdieron de vista mientras reorganizaban el tráfico, tomaban los datos del siniestro y atendían a los heridos. La abogada de R. Á. R. pidió su libre absolución y el fiscal mantuvo su petición inicial de un año y tres meses de prisión.