Zamora, Agencias

Jaime Giménez Arbe, conocido por el apodo de «El Solitario», negó ayer categóricamente haber estado en la localidad zamorana de Toro durante la fecha en la que se cometió un atraco con violencia en la sucursal de Caja Rural de la localidad. «Toro sólo lo conozco por los álbumes de geografía», aseguró. Ésta fue la principal declaración del acusado durante la vista celebrada en la Audiencia Provincial de Zamora, donde se lo juzga como presunto autor de un robo con violencia cometido en mayo de 2007 en la citada oficina, de donde consiguió huir con un botín de 6.950 euros tras dispararle en una pierna a uno de los trabajadores de la sucursal.

En su declaración, Giménez Arbe se declaró «totalmente inocente» y negó en repetidas ocasiones haber estado en Toro, tanto el 18 de mayo como en otras ocasiones, además de asegurar que los registros producidos en su casa de la localidad madrileña de Las Rozas y en su nave «fueron ilegales», ya que él no estaba presente cuando se realizaron. Fue en estos registros cuando se hallaron varias armas de fuego, munición, así como barbas, pelucas y bigotes postizos, entre otros enseres.

A pesar de que se negó a contestar a algunas de las preguntas del fiscal y de la acusación particular, sí indicó que la Policía «aprovechó la figura de "El Solitario" para justificar una serie de asaltos que hubo en un período de tiempo» en España, además de afirmar que «lo que han hecho conmigo es una auténtica canallada». Antes del comienzo de la sesión, el abogado del acusado, Marcos García Montes, aseguró ante los medios de comunicación que «no hay pruebas de que sea el autor del hecho», y recordó que las pruebas de ADN realizadas y las de balística «no son concluyentes». García Marcos anunció que pedirá la absolución por este caso.

Además de otros testigos presenciales, también estaba presente el empleado que sufrió un disparo en el muslo -que responde a las iniciales L. A.- quien afirmó que a consecuencia de las heridas estuvo quince meses de baja, aunque todavía le quedan secuelas. L. A. relató que el atracador le dijo «o me das más dinero, o te pego un tiro, pero en eso me pegó el tiro, no me dio tiempo a decirle: pues toma más dinero», indicó el trabajador, que todavía está a tratamiento a consecuencia de las heridas.

En el juicio también se tomó declaración a otros seis testigos, entre trabajadores de la entidad y un cliente que se encontraba en el interior de la oficina. A la espera de las conclusiones finales, la fiscalía pide para el acusado 12 años y seis meses de prisión: cinco por robo, cinco por lesiones y dos años y seis meses por tenencia ilícita de armas. Además el fiscal pide el reembolso de los 6.950 euros a Caja Rural y los daños en la oficina, y para el trabajador herido 25.129 euros por lesiones y 5.148 por secuelas. Por su parte, la acusación particular pide seis años por lesiones y una indemnización de 33.321 euros por lesiones y 6.905 por secuelas, mientras que la defensa reclama la libre absolución.

El de Toro fue, supuestamente, el último atraco cometido por el acusado, que fue detenido dos meses más tarde en Portugal, donde cumple condena, aunque ya que ha sido condenado por la muerte de dos guardias civiles en Navarra (el asturiano José Antonio Vidal Fernández, quien residió buena parte de su vida en Gijón, y Juan Antonio Palmero Benítez).