Gijón, R. GARCÍA

El reputado montañero gijonés Alfredo José Íñiguez López falleció ayer, a los 50 años de edad, tras sufrir un accidente cuando practicaba la escalada en la zona conocida como La Selva, en el concejo de Quirós. Los compañeros del difunto, miembro del grupo de montaña de Ensidesa -agrupación que llegó a presidir durante cuatro años desde 1999-, le definían ayer como una «muy buena persona, siempre dispuesta a ayudar» y un «experto montañero». No en vano Íñiguez, que será homenajeado el domingo en el tanatorio gijonés de Cabueñes, llevaba ya décadas practicando el montañismo.

El suceso que le costó la vida al gijonés tuvo lugar alrededor de la una de la tarde. El centro de coordinación de emergencias 112 de Asturias recibió entonces una llamada en la que se alertaba de la caída que había sufrido Alfredo Íñiguez. El montañero se precipitó desde una altura de 20 metros. Hasta el lugar de los hechos se desplazó el helicóptero medicalizado de Bomberos de Asturias. El médico rescatador no pudo hacer nada para salvarle la vida al montañero, que falleció en el acto como consecuencia del fuerte golpe sufrido tras la caída.

«El sitio en el que falleció era un lugar habitual para el entrenamiento y al final le pasó lo que a todos, que en el lugar menos inesperado encontró la desgracia», aseguraba ayer tras conocer la fatal noticia Amador Fernández, ex presidente del grupo gijonés de montaña Torrecerredo. Benjamín Cabo, ex presidente del grupo Ensidesa, recordaba, además, cómo el fallecido «había abierto en los ochenta la vía denominada "Amistad con el diablo" en el Picu Urriellu». «Era una muy buena persona que dominaba la escalada, una afición a la que se había dedicado desde que trabajara como guarda de refugio, hace ya muchos años», concluía Cabo, quién además recordaba el carácter «de buen profesor» que tenía el montañero fallecido. «Siempre le gustaba ir con gente nueva para poder enseñarles lo guapo que es su deporte favorito», mantenía Cabo.

En la actualidad, Alfredo José Íñiguez trabajaba como orfebre para algunas de las más conocidas joyerías de Gijón. Además, era un fiel colaborador de la semana de montaña que cada año se organiza en la ciudad y en la que están presentes varios grupos de escaladores; el gijonés aportaba su visión de los deportes de montaña en varios portales de internet. Alfredo José Íñiguez deja esposa, Consuelo Álvarez López, y una hija, Helena Íñiguez Álvarez. La capilla ardiente del fallecido permanece instalada en el tanatorio de Cabueñes. Tras el acto de despedida que tendrá lugar el domingo, los restos mortales del montañero serán incinerados en el mismo centro mortuorio gijonés.