Oviedo, Félix VALLINA

«Me merezco el mundo y lo que hay en él». Lo decía Tony Montana, el ambicioso personaje que interpretaba Al Pacino en «Scarface», la mítica película de Brian de Palma en la que la Tony, un emigrante cubano que llega a Miami siendo un don nadie, asciende a la cúpula de una organización de narcos con el fin de convertirse en el más grande. Es un clásico, mucha acción, más cocaína, negocios turbios, dinero, poder... Los críticos la califican de peliculón. J. M. P., conocido como Piuki, el ovetense al que la Policía acusa de ser el cabecilla de la «banda de los surferos», admiraba a Tony Montana. Al menos en su habitación, según fuentes policiales, le rinde tributo a la cinta con un póster de la película protagonizada por Al Pacino. Pero Piuki no llegó tan alto como Montana. Ahora se encuentra en la cárcel acusado de ser el cabecilla de una red compuesta por doce asturianos a la que se le ha incautado, entre otras drogas, el mayor alijo de speed aprehendido hasta ahora en la región: casi 37 kilos de esta droga de diseño. El final del personaje de Pacino fue aún peor, pero no estaría bien desvelarlo.

La trayectoria de Piuki, en función de las investigaciones llevadas a cabo por la Policía, podría haber encajado en el guión de «Scarface». No en vano, al igual que Montana, «vivía una vida a todo tren, sin trabajar y con todo tipo de lujos, como viajes largos a esquiar, buenas comidas, buenos coches, restaurantes...», aseguran fuentes conocedoras del caso. El supuesto líder de la «banda de los surferos», que tiene 34 años, es todo un clásico del ambiente de la música electrónica, un mundo en el que presuntamente conoció al resto de integrantes de la organización. En su día compraba coches de la marca Ford Mustang en el extranjero para venderlos en Asturias, aunque ese negocio no duró mucho, según fuentes oficiales. Las mismas fuentes aseguran que llevaba tiempo en el mercado de la droga y que el grueso de la banda formaba parte de su equipo antes de la operación del pasado 21 de marzo.

Se da la circunstancia de que J. M. P., el presunto líder de la banda, ya había sido arrestado en el año 2010 en relación a otra operación antidroga de gran calado a nivel nacional, siempre según fuentes ligadas al caso. La Policía Nacional desarticuló entonces una compleja red de narcotráfico que operaba en todo el país tras la detención de doce presuntos delincuentes a los que se acusaba de vender sustancias estupefacientes. La droga, cocaína de gran pureza, llegaba de Sudamérica al puerto de Algeciras. Tres de los arrestados vivían en un chalé de La Providencia (Gijón) rodeados de lujo y con grandes cantidades de dinero y se encargaban de distribuir la droga por Asturias. Uno de ellos, según fuentes policiales, era el supuesto cabecilla de la «banda de los surferos». Los imputados también ocupaban por aquel entonces otro chalé alquilado en Quintueles. En una de estas viviendas, la Policía se incautó de grandes cantidades de dinero, a pesar de que los tres asturianos eran sólo «el último eslabón de la cadena», según fuentes policiales. La operación se cerró con 263 kilos de cocaína incautados, 700.000 euros en efectivo, diez coches, armas y un kilo de speed.

Ahora, según las investigaciones, Piuki ya no se encargaba de mover la mercancía, había ascendido en el escalafón y «para eso tenía a otros», asegura la Policía, pero no obstante a él fue a quien le encontraron los 37 kilos de speed en un almacén que tenía alquilado en Lugo de Llanera. Además de eso, los agentes también se incautaron de «57.980 euros en metálico, 33 kilos de hachís, material de corte para la droga y una pistola». Piuki, según la versión policial, sólo hacía negocios directamente con otros dos de los detenidos, con el ovetense J. C. D. F y con el langreano J. R. B.

Ellos le solicitaban las cantidades y negociaban un sitio y una hora para la entrega. De eso se encargaba el hombre de confianza de Piuki, el también ovetense J. L. L. F. que hacía de correo, según pretende probar la Policía a través de grabaciones de algunas entregas.

J. C. D. F. -que tenía un almacén en la calle Argañosa donde se hallaron 1.000 bellotas de hachís- surtía a su vez a M. G. C., un ovetense que practicaba surf en Salinas, y a D. C. M., también de Oviedo, al que atraparon con 60 gramos de cocaína, casi 11 kilos de hachís, 100 gramos de MDMA y material para el corte. Este último lo tenía guardado en un trastero situado en la calle General Elorza de Oviedo, muy cerca del lugar donde Piuki posee un ático. En esta rama de la investigación la Policía también incluye a J. A. A., que ha salido en libertad con cargos, y a J. B. F., al que se le incautaron 2.850 euros en metálico y 459 gramos de MDMA.

Otro de los «importantes» para los responsables de la investigación es el langreano J. R. B. Supuestamente él también negociaba directamente con Piuki y recibía los encargos de manos de J. L. L. F. para después distribuirlos en la cuenca del Nalón. Uno de los que le compraba droga, para después venderla, era el también langreano E. G. M. Ambos han pagado 10.000 euros de fianza para salir de la cárcel.

La Policía sigue ahora la pista del dinero. No en vano, los agentes calculan que la «banda de los surferos» ya había vendido alrededor de cinco millones de euros en droga antes de que sus integrantes fueran atrapados. Lo saben porque durante el registro efectuado en el domicilio del cabecilla de la organización encontraron anotaciones y cuentas en las que figuran una importante lista de clientes y las cantidades de droga que recibía cada uno (con el precio de cada movimiento), así como detalles que especifican si estas partidas están pagadas o a expensas del cobro por parte del demandante.

La «contabilidad» de la banda estaba oculta en una botella de Pepsi de litro y medio que a simple vista parecía llena y cerrada, aunque estaba preparada para abrirse a la mitad dejando un hueco para esconder las cuentas, que no son más que unos cuantos folios con anotaciones a bolígrafo y cifras con muchos ceros hasta en los márgenes. La Policía, que no descarta más detenciones en relación a este caso, investiga ahora, entre otras cosas, dónde está todo ese dinero y qué métodos utilizaba la banda para blanquearlo.

Los miembros del Grupo de Estupefacientes de la Brigada Provincial de la Policía Judicial que han desarrollado la investigación ya sabían de sus negocios, los tenían grabados y vigilados día y noche, pero esperaron a tener todos los cabos atados para asestar uno de los mayores golpes contra el narcotráfico de los que se han dado en Asturias. Los diez miembros de la brigada se pasaron un año siendo la sombra de los detenidos. El trabajo ha dado sus frutos, en total se han incautado de mil bellotas de hachís, marihuana, 60 gramos de cocaína, 38 kilos de hachís en placas, diversas cantidades de MDMA -una sustancia psicoactiva con propiedades estimulantes-, una pistola marca Star de 9 milímetros con su munición, dos armas de fogueo, 71.000 euros en efectivo, numeroso material para el corte y la manipulación de la droga, un uniforme policial, 32 teléfonos móviles y siete vehículos de alta gama. Además también se han retenido los siguientes vehículos, todos de alta gama: un Mustang GT, un Mercedes C-180, un Audi A-5, un Golf GTI, un Honda CRV, un Passat ranchera y un BMW X-1.

La película «Scarface» lleva por subtítulo «El precio del poder». A Piuki, al igual que al resto de su banda, ese precio le ha salido muy caro.