Oviedo,

Félix VALLINA

«Cuando veo los vídeos por televisión aún no me puedo creer que hayamos salido vivos de un desastre como éste, no somos conscientes de la suerte que hemos tenido, hemos vuelto a nacer». Paula Currás, la joven gijonesa que sobrevivió al accidente ferroviario de Polonia -en el que perdieron la vida dieciséis personas y más de sesenta resultaron heridas-, todavía no puede quitarse de la cabeza las imágenes de la tragedia: «Cuando salimos del tren vimos una gran masa de humo negro y un montón de vagones desparramados, no entiendo cómo pudimos salir de allí», relataba ayer desde un hotel de Cracovia, donde descansaba con el resto de integrantes del grupo de estudiantes españoles que viajaban con ella en el momento del brutal accidente.

Currás, que estudia Arquitectura y Bellas Artes en Madrid, disfruta de una beca «Erasmus» en Florencia y decidió visitar Polonia con sus compañeros. En el momento del siniestro viajaban desde Varsovia hacia Cracovia, un trayecto que nunca olvidará: «Yo estaba dormida en el sentido contrario a la marcha, pero sentimos un frenazo muy grande y después el impacto, que fue atronador. Comenzaron a caer maletas y hubo pasajeros que salieron despedidos».

La joven asturiana se encontraba en uno de los compartimentos del último vagón de un convoy de cinco y eso pudo ser lo que la salvó. «El nuestro y el penúltimo fueron los únicos que no quedaron plegados, el resto de los vagones se convirtieron en un amasijo de hierros», señaló la gijonesa, que sólo sufrió pequeñas magulladuras y un golpe en la cabeza que le provocó un hematoma. «Poco después del accidente nos dijeron que saliésemos del tren porque podía venir otro por detrás, ése fue el momento de más tensión porque además había gente diciendo que los trenes podían explotar. Nos alejamos como unos treinta metros y estuvimos esperando hasta que nos sacaron en camiones y autobuses en dirección a Cracovia, que está a unos 85 kilómetros del lugar del accidente», subrayó Paula Currás, que añadió: «Algunos de nuestro grupo, sobre todo los chicos, estuvieron llevando mantas que les daban los vecinos de la zona para atender a los heridos».

A pesar del impacto de lo sucedido, la mayor parte de los estudiantes españoles, entre ellos Paula, ha decidido continuar con su viaje y estarán hasta mañana en Cracovia. «Sólo uno o dos se fueron porque no quieren volver en tren. Yo sí lo haré, la verdad es que va a resultar difícil, pero lo mejor es volver a montarse cuanto antes porque en caso contrario puede que no lo hagas nunca», señaló la joven estudiante.

Su madre, Pilar, también daba ayer gracias al cielo. «A veces nos quejamos de lo malo que nos pasa, pero también hay que valorar los momentos de la vida en los que la suerte te salva de algo tan horrible como lo que le ha pasado a Paula», aseguró.