Oviedo,

Félix VALLINA

Se la jugaron a los chinos sin saber que el precio era la muerte. Los siete ocupantes del helicóptero que se estrelló en las cercanías del lago Enol el 12 de junio de 1987 -el martes se cumplirán 25 años de la que sigue siendo la mayor tragedia aérea registrada en el Principado- formaban parte del Grupo del Perro de Salvamento de la Ertzaina y habían venido a Asturias para participar en las labores de búsqueda del niño Germán Quintana Blanco, desaparecido cinco días antes, durante una excursión por los Picos de Europa organizada por la Asociación de Padres del Colegio Loyola de Oviedo. Habían puesto todo su empeño en encontrar al pequeño -del que jamás volvió a saberse nada- y tocaba regresar a casa, pero no había sitio para todos los componentes del equipo y tuvieron que echar a suertes quién regresaba al País Vasco en el helicóptero y quién tenía que hacerlo por carretera. En aquella ocasión se salvaron los compañeros que volvieron en el todoterreno lamentando su mala suerte. Por un capricho del destino, los siete que se montaron en la aeronave perdieron la vida al impactar el aparato contra la falda del Picu Sohornín. Hoy, un cuarto de siglo después y como cada año, los miembros de la unidad canina de rescate del Principado de Asturias rendirán homenaje a los fallecidos durante un acto que tendrá lugar en el lago Enol, a las once de la mañana.

Dos de los siete fallecidos en el accidente eran asturianos: Corsino Suárez Miranda, el primer responsable técnico de Protección Civil del Gobierno del Principado, y el piloto Juan Carlos Carraledo. Los otros cinco, vascos: el mecánico José Ramón Renovales y los guías caninos Joseba Zabala Garay, Javier Gallastegui, Luis Ángel Díaz y Lourdes Verdes Elorria. Se da la circunstancia de que esta última era la madre de la conocida presentadora de televisión Anne Igartiburu. Además, en el siniestro también perdieron la vida cuatro perros («Heni», «Hator», «Lon» y «Bizcor»). «Fue un suceso terrible, sin duda lo que más me ha impactado en 32 años de carrera. Yo era muy amigo de Corsino y hablábamos casi a diario; estaba empeñado en encontrar al crío, pero acabó perdiendo la vida», señala Eugenio García, que actualmente es técnico del 112 Asturias y forma parte del equipo de la unidad canina del Principado. García tiene claro que su amigo dejó un legado muy importante antes de morir: «Fue el primero que les mostró a los políticos asturianos la necesidad de invertir en sistemas de emergencias y en Protección Civil».

Pero todo comenzó el 7 de junio de 1987. Ese domingo un grupo de alumnos y profesores del Colegio Loyola de Oviedo realizaba una ruta a pie por los Picos de Europa. Habían salido de los Lagos con destino a Ordiales. El niño Germán Quintana Blanco, de 13 años, avanzaba junto a sus compañeros por las inmediaciones del Pozu del Alemán. Todo apunta a que, en las cercanías del Colláu Gamonal, el niño decidió pararse un rato a descansar, quizá bajo un árbol a un lado del camino. Unos montañeros aseguraron después que lo vieron justo allí, sentado y tranquilo. El niño tal vez intentó después alcanzar de nuevo a la comitiva y se perdió. Sus compañeros se percataron de su ausencia un par de horas después. Germán Quintana nunca apareció. No se halló ni rastro, ni siquiera un resto de sus ropas.

Algunos expertos conocedores de los Picos sospechan que el niño pudo tomar un camino equivocado hacia el escarpado barranco del río Junjumia, un despeñadero imposible, infranqueable y sin salida, ubicado en las inmediaciones del refugio de Vegarredonda y que, tras un descenso salvaje entre paredes verticales, desemboca en el Dobra. Aquí se han registrado varias muertes, y tanto los lugareños como los guardas del parque aconsejan siempre a los caminantes que eviten acercarse a esta zona. Otros conocedores del terreno, por el contrario, sospechan más bien que el joven pudo perderse en Ordiales. El de Germán Quintana es, sin duda, el caso más conocido de desapariciones en Asturias. Hoy tendría 38 años.

Pero hace 25 años la tragedia se empeñó en jugar a dos bandas en Picos. Fue la semana más negra de Picos de Europa. Las tareas de búsqueda de Germán Quintana trajeron aún más dolor con la muerte de los siete ocupantes del helicóptero de rescate. Una placa colocada junto a la carretera que bordea el mayor de los lagos de los Picos, en la base del Sohornín, recuerda a los fallecidos. Hoy, a las once de la mañana, los integrantes de la unidad canina de rescate del Principado de Asturias se juntarán a las once de la mañana en el lago Enol para colocar junto al monolito una corona en memoria de los fallecidos. Además de los familiares y amigos, está previsto que asistan al acto varios representantes institucionales, entre los que figuran el viceconsejero de Interior del Gobierno del País Vasco, Raúl Óscar Fernández, y el director de la Policía autonómica vasca, José Antonio Varela.