El Salobral (Albacete), Agencias

El suceso de El Salobral terminó ayer de la peor manera posible, con el presunto homicida de la niña Almudena, de 13 años, y del vecino Ángel Delicado, de 40, pegándose un tiro en la cabeza cuando parecía que iba a entregarse a la Guardia Civil tras un cerco de seis horas.

Juan Carlos Alfaro, de 39 años, se escondía en una nave situada en una finca de la familia, «Los Larios». Allí lo rodearon los agentes desde primera hora de la mañana. Un negociador de la Benemérita intentó convencerle de que se entregase. Medió incluso el padre del presunto homicida.

El Fraguel, como lo apodaban en el pueblo, salió de la caseta, dio unos pasos por el campo y se descerrajó un tiro en la cabeza. Eran las tres y cuarto de la tarde. Tres horas después moría en el Hospital General de Albacete.

A esa hora ya habían sido enterrados tanto Almudena, el oscuro objeto de deseo del homicida, como Ángel Delicado, que había sido amigo suyo, aunque últimamente habían roto la relación, posiblemente por la obsesiva fijación de Juan Carlos Alfaro por la niña de 13 años.

La relación entre la menor y este mecánico en paro se había iniciado hace dos años, cuando la niña tenía 11. Logró captar su atención con la música, ya que a la menor le gustaba mucho el rock. Se pasaban las horas en casa de Alfaro, escuchando discos. No hay pruebas sin embargo de que se produjesen abusos sexuales. Ésta es la circunstancia que impidió actuar a la Guardia Civil o la Policía, cuerpos que recibieron hasta cuatro denuncias de los padres. Y tres del presunto homicida, que decía sufrir amenazas. Además, la menor quería estar con el que luego le quitaría la vida, del que no albergaba ningún temor. La niña se escapaba de casa para irse con el hombre y le escribía cartas, aunque ahora parece que ya no quería verle.

El asesino irrumpió un día en el colegio de la niña llamándola «puta» y «zorra», según los vecinos. El hombre amenazó entonces con matar a la familia si no podía estar con la niña. La madre se ha quejado amargamente de que nadie hizo caso de las amenazas lanzadas por El Fraguel.