Oviedo, Félix VALLINA

El albanés D. M. -acusado de formar parte de una banda que robó al menos en dos chalés asturianos y que en uno de ellos mantuvo maniatados a cuatro miembros de una familia bajo la amenaza de un cuchillo- vive en Asturias y sólo tiene que presentarse en los juzgados los días 1 y 15 de cada mes. D. M. ha pagado los 18.000 euros de fianza que le pedía el juez para poder disfrutar de la libertad condicional, una medida solicitada por su abogado, Javier Díaz Dapena, a la que también pueden acogerse los demás componentes de una organización considerada en su día «muy peligrosa» por la Policía tras sus violentos ataques en Santa Marina de Piedramuelle (Oviedo) y Somió (Gijón). De momento, D. M. es el único miembro de la banda que ha salido de la cárcel, pero los otros tres acusados, según fuentes conocedoras del caso, podrían hacerlo si consiguen el dinero.

El letrado que defiende a D. M. solicitó la condicional, a la vista de que su cliente lleva un año y ocho meses en la cárcel por esta causa -la prisión preventiva suele tener un límite de dos años, aunque puede renovarse por otros dos- y en previsión de que el proceso pueda alargarse. No en vano, el caso ya estaba en manos de la Audiencia Provincial, donde llegaron a celebrarse dos sesiones; pero la Sala considera que durante las vistas no quedó claro qué papel desempeñó cada uno de los miembros de la banda en los atracos y ordenó una instrucción suplementaria. Es decir, que el caso ha pasado de nuevo al Juzgado de instrucción número 2 de Oviedo para tratar de determinar, entre otras cosas, si D. M. hizo de chófer el día que la organización perpetró el asalto al chalé de Santa Marina de Piedramuelle (Oviedo) o si entró en la casa de forma violenta como señalaba inicialmente en su escrito el ministerio público. Durante la primera sesión del juicio, con los acusados a cara descubierta, los miembros de la familia también ofrecieron versiones enfrentadas acerca de la identidad de las personas que habían entrado en su casa y sobre las actuaciones de cada uno.

La Audiencia Provincial tendrá que volver a señalar el juicio cuando concluya la instrucción. El fiscal solicitó en su día para los cuatro componentes de la banda -que negaron ante el juez haber estado nunca en Asturias- un total de 90 años de prisión. D. M. se enfrentaba a 25.

«Danos todo el dinero o matamos a los bambinos». Con esa amenaza, que hacía referencia a sus dos hijos, y con un cuchillo de cocina en la garganta, se despertó J. R. L. V. la madrugada del 10 de mayo de 2011 en la habitación matrimonial de su chalé de Santa Marina de Piedramuelle. No se trataba de una pesadilla: él y su familia eran víctimas de un violento asalto perpetrado por una banda organizada de ciudadanos de origen albano-kosovar que ahora tiene la oportunidad de salir en libertad. Los cuatro miembros de la familia -J. R. L. V.; su esposa, J. F. O., y los dos jóvenes, en aquel momento de 19 y 25 años- relataron con detalle lo ocurrido aquella noche en la primera sesión del juicio. «Me sacaron de la cama y me hicieron darles todo lo que tenía en la caja fuerte; pero les parecía poco y no paraban de decirnos que nos iban a matar», explicó entonces J. R. L. V.

Según señaló el mayor de los hijos del matrimonio, H. L. F., fue entonces cuando uno de los atracadores subió a su habitación y, también con un cuchillo, empezó a presionarlo. «Me dijo: si te mueves, te mato, ¿dónde tiene tu padre otra caja fuerte con más dinero?», declaró. A continuación, tras despertar al pequeño de los hermanos, los delincuentes bajaron a los componentes de la familia al garaje, donde los ataron y los mantuvieron bajo amenaza «mientras revolvían toda la casa», señaló la mujer. Al final, según la versión del fiscal, se llevaron unos 6.000 euros, 1.500 dólares americanos, tres relojes y tres mandos a distancia, además de uno de los coches que había en el garaje. Ése fue el resumen de «55 minutos de angustia», aunque la familia también dejó claro que uno de los hermanos recibió «muchos golpes cuando estaba atado de pies y manos y sin poder moverme».

El de Piedramuelle fue el ataque más violento, aunque a la banda también se le atribuye un robo en un chalé de Somió (Gijón). En esa ocasión, la víctima llegó a oír a los atracadores dentro de la casa, pero se escondió hasta que se fueron y no se encontró con ellos. Se llevaron una sortija de oro valorada en 500 euros, dos anillos de oro blanco tasados en 250 euros cada uno y una pulsera de oro valorada en 500 euros.