Oviedo, Félix VALLINA

Después de cinco meses de investigaciones, los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) han logrado descubrir a los presuntos culpables de la muerte del oso que falleció en agosto tras ser atrapado por un lazo en las inmediaciones de la localidad de Porley, en Cangas del Narcea. Fuentes conocedoras del caso aseguran que los responsables del dispositivo detuvieron ayer a dos hombres en relación a la colocación de la trampa ilegal que acabó con la vida del plantígrado, el primero que fallece en el Principado a consecuencia de la acción de los furtivos en más de dos décadas. Según las mismas fuentes, se trata de dos vecinos del propio pueblo de Porley, aunque al cierre de esta edición sus identidades no habían trascendido. Los presuntos autores -que fueron puestos en libertad tras las oportunas diligencias- están imputados «por un delito contra la ley de caza», según pudo saber este diario.

Con la detención de los dos presuntos furtivos el Seprona concluye una exhaustiva labor de investigación que llevó a sus agentes a peinar la zona en busca de pruebas y a tomar declaración a decenas de vecinos del entorno -muchos de ellos en Porley- para encontrar a los culpables. Fuentes ligadas a la investigación aseguran que el Seprona ya «llevaba bastante tiempo» sospechando de los dos arrestados, aunque no tomó la decisión de detenerlos «hasta no contar con todas las pruebas que los inculpan». La muerte de un oso puede acarrear a su responsable cuatro años de cárcel y multas que pueden llegar a 2 millones de euros.

El oso, de entre cuatro y cinco años de edad y 108 kilos de peso, fue encontrado con la pata delantera izquierda enganchada a un cordón de acero que pendía de un piornal. El ejemplar falleció durante las labores de rescate, coordinadas por un técnico de la Consejería de Agroganadería y en las que intervinieron veterinarios, guardas y técnicos del Principado, de la Fundación Oso Pardo y miembros del Seprona de la Guardia Civil. Todos ellos estuvieron durante más de media hora tratando de reanimar al animal, una vez que fue anestesiado, pero sus esfuerzos fueron inútiles. La necropsia realizada al oso concluyó que la muerte obedeció a una infección derivada del lazo y descartó cualquier relación del fallecimiento con la sedación que se le administró al animal durante las labores de rescate.

En el informe se explica que, en concreto, el plantígrado falleció por una miositis gangrenosa de origen clostridial, con septicemia y posible toxemia causada por Clostridium sordelli, un bacilo patógeno hallado en las muestras de músculo, hígado e intestinos. La infección se agravó por el violento esfuerzo muscular que realizó el plantígrado para zafarse de la trampa durante el tiempo que estuvo atrapado, dado que la bacteria produce gérmenes que proliferan en las lesiones. La necropsia también concluyó que la miositis gangrenosa de carácter sobreagudo era irreversible en el momento del rescate y que hubiera causado la muerte en cualquier caso.

El Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil concluye ahora una «exhaustiva» investigación realizada a partir de unas diligencias que se presentaron en el Juzgado de Cangas del Narcea para comprobar todos los indicios que había alrededor de este caso y tratar de localizar a los responsables de la muerte del animal. Los agentes tomaron declaración a numerosas personas, incluyendo a vecinos del pueblo de Porley. Además, también contaron con las pruebas que arrojó el lazo que atrapó al plantígrado, que fue sometido a diferentes análisis.