La Policía Nacional de Oviedo ha denunciado a un bar del casco antiguo por vender globos con óxido nitroso, conocido como "gas de la risa", cuya inhalación es perniciosa para la salud, ya que produce casi los mismos efectos fisiológicos que el consumo de pegamento.

Agentes policiales que participaban en controles preventivos para evitar el consumo de sustancias estupefacientes en las zonas de ocio accedieron al conocido local del casco antiguo sobre las 5.00 horas del pasado sábado, ha informado la Jefatura Superior de Policía en un comunicado.

Los policías sorprendieron a una camarera que estaba vendiendo óxido nitroso y que al ver a los agentes trató de esconder los productos debajo de la barra.

En el registro fueron intervenidos dos sifones grandes de óxido nitroso, dos recipientes con abundantes globos y 128 cápsulas de óxido nitroso.

Los clientes admitieron que en el bar vendían los globos con el óxido a 2,50 euros la unidad, por lo que los agentes instruyeron la denuncia contra el propietario y la camarera del bar.

La venta de óxido nitroso puede ser un delito y el Principado de Asturias ha anunciado recientemente que impondrá fuertes sanciones a quien comercialice este tipo de sustancias en bares y discotecas.

El óxido nitroso (N2O) o "gas de la risa" es un gas incoloro, con un ligero olor y sabor dulce, utilizado en operaciones como anestésico y en repostería como agente espumante para crema batida.

Su inhalación produce casi los mismos efectos fisiológicos que la inhalación de pegamento, como reducción de la presión arterial, el ritmo cardiaco y respiratorio, así como alteraciones en la circulación.

Entre los efectos psicóticos, los consumidores pueden mostrar un rostro sonriente o caer en un ataque de risa incontrolada, y sufrir una afectación del pensamiento asociada a la pérdida de sentido crítico.

Su inhalación produce efectos euforizantes y trastornos psicodislépsicos.

Los médicos advierten de que respirar óxido nitroso provoca la irritación de los ojos, la nariz y la garganta, tos y falta de aire, lo que puede causar la sensación de pérdida de conocimiento y, en niveles muy altos, incluso la muerte.

Una exposición elevada o repetida al mismo puede afectar al sistema nervioso, producir debilidad, hormigueo y mala coordinación de brazos y piernas, o dañar los glóbulos sanguíneos. EFE