Agentes de la Policía Nacional han detenido en Mallorca a ocho ciudadanos de origen nigeriano por la captación de hasta 120 mujeres de su misma nacionalidad a las que trajeron a España para trabajar como prostitutas en la zona turística de la playa de Palma. Según la versión policial, también las coaccionaban para que robaran a los turistas que acuden al arenal y a sus inmediaciones.

Las mismas fuentes afirman que cada una de las víctimas tenía que devolverles a sus explotadores unos 40.000 euros en un breve periodo de tiempo, un reto difícil que las obligaba a trabajar a diario entre las nueve de la noche y las seis de la madrugada, según los datos de la investigación detallados en un comunicado del Ministerio de Interior.

La investigación se inició cuando los agentes constataron un incremento de mujeres subsaharianas, especialmente nigerianas, que cada noche se apostaban en calles aledañas a la playa de Palma para ejercer la prostitución. Tras observar la actividad de estas mujeres, los agentes certificaron que, además, se dedicaban a cometer «asaltos» a turistas extranjeros -en su mayoría alemanes y muchos de ellos en estado de embriaguez- a los que sustraían dinero, joyas o teléfonos móviles.

Estas mujeres se situaban en las calles que conducen a los hoteles más conocidos y seleccionaban a sus víctimas tomando medidas de seguridad para avisar de la presencia policial o de terceras personas. Una vez que elegían a su víctima se abalanzaban sobre ella y aprovechaban tocamientos sexuales para hurtarles los objetos y dinero que portaran. Otra técnica que utilizaban para robar a los hombres que se les acercaban era la intimidación grupal o incluso actitudes violentas, como el ataque con piedras o la exhibición de cuchillas de afeitar.

Las mujeres entregaban los artículos robados a otros miembros varones de la organización, y posteriormente se revendían en el mercado ilícito o eran enviados a su país de origen. Reunidas las pruebas suficientes, y tras la identificación de 120 mujeres, los agentes localizaron a la persona que aparecía como presunta responsable del grupo delictivo ahora desarticulado, en la denominada «operación Búho».

También se identificó al resto de componentes del grupo, que estaban ultimando el traslado de más mujeres a Mallorca, lo que dio lugar a la detención de ocho personas. En el transcurso de la operación se realizaron dos registros en el domicilio de la cabecilla del grupo y en un bar, explotado por una mujer nigeriana, que era utilizado como base de compraventa de los teléfonos sustraídos. La operación ha sido llevada a cabo por el grupo I de la UCRIF de Palma de Mallorca. Este dispositivo se enmarca en el plan contra la trata de seres humanos con fines de explotación sexual presentado por la Dirección General de la Policía el pasado abril y que pone a disposición de los ciudadanos y víctimas nuevos medios confidenciales de denuncia y colaboración.