El gijonés Mario Álvarez, de 44 años y residente en Villaviciosa, perdió ayer la vida a una milla del faro de Luces, en el concejo de Colunga, mientras practicaba buceo deportivo. El fallecido se encontraba con miembros del club "Astuerasub", de Lastres, cuando sufrió un percance y no pudo salir a flote.

Las causas de la muerte están todavía por esclarecer y ninguno de los compañeros y amigos de Álvarez las conocían al cierre de esta edición. Tanto es así que la Guardia Civil realizó las primeras investigaciones en el puerto pesquero de Lastres, adonde la patrullera "Río Nalón" trasladó el cadáver desde el lugar del suceso. El cuerpo del buceador llegó al muelle lastrín en torno a las dos de la tarde y tras los preceptivos trámites legales fue retirado para realizarle la autopsia.

El accidente tuvo lugar poco antes de las once de la mañana y de inmediato se avisó a Salvamento Marítimo, a la Guardia Civil y a Cruz Roja, los tres cuerpos que participaron en el rescate junto con la Policía Local de Colunga. El cadáver de Álvarez tuvo que ser recuperado a una profundidad de entre 25 y 30 metros, una tarea que desempeñaron efectivos de los Grupos Especiales de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil, pues el levantamiento del cadáver, aunque esté bajo el agua, debe ser llevado a cabo por un organismo oficial.

Sin embargo, fueron miembros del club de buceo "Agua", también ubicado en Lastres, quienes localizaron el cuerpo. La conmoción era patente entre todos los integrantes de estos dos clubes por la muerte de su compañero, que según los allegados que se desplazaron hasta el puerto lastrín acumulaba casi una década de experiencia en este deporte e incluso tenía el título de instructor de buceo. Álvarez era casado, sin hijos. Pese a los esfuerzos de compañeros y cuerpos y fuerzas de seguridad, nada se pudo hacer por salvar la vida del gijonés, cuyo cuerpo pudo ser reflotado poco antes de la una de la tarde.

En el operativo desplegado para localizarlo participaron la embarcación y el Helimer de Salvamento Marítimo, la patrullera de la Guardia Civil y la embarcación de la asamblea de Cruz Roja de Lastres. Hace poco más de un año que el buceo, en este caso el profesional, se cobró la vida de otra persona, Fernando Robles Aller, leonés de 42 años. Este trabajador falleció en julio de 2013 mientras trabajaba bajo el agua junto al dique principal de Armón, en Gijón.

Estaba realizando tareas de preparación de la botadura de los dos primeros atuneros que construía el astillero cuando su compañero, que era el encargado de darle apoyo en tierra y de suministrarle el aire, se dio cuenta de que no contestaba a sus llamadas. Robles Aller era un trabajador de la construcción que se había reconvertido al buceo.