La menor que sufrió abusos por parte de su padre en Oviedo mantuvo su versión durante la primera sesión del juicio, que se celebró ayer en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Asturias. El juicio, que comenzó a las 10.30 de la mañana, con media hora de retraso y a puerta cerrada por petición de las partes, sentó en el banquillo a un hombre acusado de abusar sexualmente en varias ocasiones de su hija cuando ésta tenía 5 años. La menor contó lo sucedido a sus familiares durante el verano de 2012, cuando ya tenía los 6 años cumplidos. Desde aquel momento, la menor, con consentimiento de sus progenitores, convive con sus abuelos maternos.

En la primera sesión se realizaron todas las pruebas testificales que estaban previstas. Tras el testimonio de la víctima, la primera en enfrentarse al interrogatorio de la sala fue su abuela materna, M. G. M., personada junto a su marido como acusación particular. Los nervios y la tensión entre las dos familias de la niña eran más que evidentes en los pasillos. Ni un saludo, ni un cruce de miradas, ni ningún gesto que pudiera demostrar comprensión por alguno de los lados.

Tras escuchar a todos los testigos, Fiscalía, acusación y defensa elevaron sus conclusiones a definitivas. "Seguimos pidiendo seis años de cárcel para el acusado, lo mismo que pide la Fiscalía. Mañana tendremos que explicar todas las partes las razones que fundamentan nuestras conclusiones al tribunal", explicó ayer el letrado de la acusación, Ramón Triguero. "La familia ha insistido mucho en que no se cuente nada de lo que sucede dentro de la sala ni que se dé detalles de los hechos. No quieren que se les identifique ni que haya ningún perjuicio para la menor", añadió.

Por su parte, el abogado defensor, Ricardo Álvarez-Buylla, tampoco quiso dar explicaciones de lo sucedido en la vista. "Sólo digo que sigo pidiendo la libre absolución de mi cliente", subrayó.

La Fiscalía también elevó a definitivo su escrito de acusación, en el que solicita, además de la pena privativa de libertad, que se prohíba al acusado acercarse a menos de 200 metros de la niña y comunicarse con ella por cualquier medio durante ocho años.