El asesinato de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, desató tal ola de insultos y burlas en las redes sociales que el Gobierno anunció medidas contra este tipo de mensajes. El viernes, con la muerte del policía Francisco Javier Ortega, de 28 años, al ser arrojado al tren en la estación de Embajadores de Madrid, volvieron a reproducirse los insultos, para indignación de sus compañeros, que han dado cuenta de los mismos por si se hubiese producido algún ilícito penal.

Los mensajes no pueden ser más crueles. "Un policía menos que me joderá en Embajadores", decía uno de ellos. "Ha muerto un policía, que se joda por ser policía", rezaba otro. Y otro, por su parte, decía: "Por fin un poko de igualdad... ke se joda el policía ke murió aller... kuando 1 policía mata a una persona no dicen pobretiko el asesinado". En contestación a un foro de la Guardia Civil que mostraba la foto del inmigrante que tiró al policía a las vías, una mujer respondió: "Sí, sí, pero un negro ha matado a un compañero vuestro, jajajajaj". Otro respondía al mismo mensaje: "Uno menos". Otro internauta también se burlaba: "Ayyy que penita tengo jajjaj ke viene ke viene", junto a los iconos de un tren o unas palmas aplaudiendo.

Muy lejos de la falta de respeto de estos mensajes, cientos de agentes de las fuerzas de seguridad despidieron ayer entre aplausos a Francisco Javier Ortega. Los familiares y compañeros del agente, residente en Ávila, asistieron a una sencilla ceremonia religiosa en el complejo de Canillas para despedir al agente, a quien se le impuso la medalla de oro al mérito policial, la máxima distinción del cuerpo. Durante toda la noche, la familia del agente, huérfano, veló el cadáver en las dependencias donde se instaló la capilla ardiente una vez practicada la autopsia.

Tras el acto, al que no pudieron asistir los medios de comunicación por expreso deseo de la familia, el director general de la Policía, Ignacio Cosidó, indicó que los agentes, en su labor de garantizar la seguridad de los ciudadanos, pagan en ocasiones el "precio más alto que se puede pagar, que es dar la propia por los demás". Cosidó ha calificado los hechos de "homicidio" y explicó que, tal y como puede comprobarse en las grabaciones del suceso, el inmigrante, que permanece en estado grave en el Hospital Doce de Octubre de Madrid, arrastró intencionadamente al agente para que fuera arrollado por el tren en la estación de Cercanías de la plaza de Embajadores de la capital. A falta de lo que determine la autoridad judicial, Cosidó dijo que el policía murió en un acto que "claramente" se puede "calificar como un homicidio". El máximo responsable del cuerpo explicó que en los vídeos grabados del suceso y ya supervisados "se ve claramente que hay una intencionalidad en llevarse al agente a la vía del tren y arrojarle cuando un convoy estaba aproximándose". Antes de hacerlo, el inmigrante, un marfileño llamado Ali Raba Yode, con numerosos antecedentes por robo, amenazas y lesiones, gritó a los agentes que intentaban identificarle: "Sois unos cabrones, dejadme en paz".