La Guardia Civil detuvo ayer a a una persona e imputó a otras tres por estar implicadas en una red ilegal de compraventa de vehículos de segunda mano con actuación en varios puntos de la región. Los implicados, vecinos de Mieres, Gijón y Oviedo y con edades comprendidas entre los 26 y los 54 años, habrían vendido 85 coches con los cuentakilómetros modificados y las tarjetas de inspección técnica falsificadas. En todos los casos, las ventas se hicieron sin que constara ningún dato de los intermediarios, para que no ser identificados y no tener así que pagar los gastos de transferencia. Además, de esta manera eludían el pago del impuesto correspondiente.

La investigación comenzó el pasado mes de septiembre, según informó ayer en una nota la Guardia Civil de Gijón. Los agentes localizaron en un establecimiento para la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) una tarjeta de inspección falsificada en un coche de alta gama que tenía modificado el número de kilómetros recorridos. Preguntado por los hechos, el propietario del turismo manifestó que no tenía conocimiento de ellos, que detalló a los agentes que había comprado el coche a través de internet en una página de compraventa. Además, aseguró que el vendedor era un hombre procedente del este de Europa. No obstante, al comprobar la documentación se constató que los datos del vendedor no se correspondían con una persona extranjera, sino con una vecina de Siero.

A partir de esta contradicción, la Guardia Civil comenzó las investigaciones y tiempo después averiguó la identidad de la persona que hizo de intermediario. Además, descubrió que actuaba junto con otras dos personas. Los tres implicados, dos de Gijón y uno de Mieres, seguían siempre el mismo modus operandi: falsificaban las tarjetas de Inspección Técnica de Vehículos a los coches y manipulaban el cuentakilómetros, borrándoles hasta 100.000 kilómetros a cada turismo vendido. De esta forma, podían incrementar el precio del coche para venderlo. En el momento de la transacción, no exigían ni facturas, ni contratos de compraventa y, por consiguiente, no devengaban los impuestos. Los cobros y los abonos de más de 3.000 euros los hacían en metálico, de forma que ejercían una actividad económica sin cotizar a la Seguridad Social.

Además de los documentos técnicos, la red también falsificaba los certificados de los seguros. Para ello contaban con una persona, ovetense de 54 años y propietario de una agencia de seguros de Siero, que les facilitaba la tarea. Para ello, estas personas se ponían en contacto con esta agencia de seguros, le aportaban la matrícula del vehículo que pretendían asegurar y la agencia añadía esta matrícula a un seguro de flota, que es un seguro que las casas de compraventa de coches tienen a nombre de un vendedor determinado que figura como tomador y al que se añaden los seguros de todos los coches que esa persona vaya a utilizar en su ejercicio profesional.

Tras tres meses de investigación, la Guardia Civil imputó por falsedad documental y estafa a los tres primeros y detuvo al cuarto por los mismos delitos.