El Juzgado de lo penal número 1 de Salamanca condenó ayer al futbolista del Avilés Álex Arias a cuatro años de cárcel por el doble atropello mortal ocurrido en agosto de 2011 en el municipio de Casillas de Flores, en Salamanca. El deportista, de 25 años, tendrá que pagar 410.000 euros a la familia de las dos víctimas, de nacionalidad francesa, y no podrá conducir en los próximos seis años. La sentencia, que no tuvo en cuenta los cuatro atenuantes solicitados por la defensa, condena a Arias a la máxima pena que permite la ley y, por tanto, el futbolista no podrá evitar la prisión.

El abogado del condenado, Miguel Ángel Bango, aseguró ayer a este periódico que tanto el joven como la familia "están afectados" porque "no se lo esperaban" y confirmó que recurrirán el fallo ante la Audiencia Provincial. "Acatamos la sentencia, pero no la compartimos", dijo.

Los hechos ocurrieron sobre las 4.30 horas de la madrugada del 15 de agosto de 2011 en Casillas de Flores, localidad salmantina que celebraba en esas fechas sus fiestas patronales. Según las acusaciones, Arias conducía un potente BMW tras haber estado bebiendo alcohol por las peñas organizadas con motivo de las fiestas. Según esta versión, el futbolista cogió el coche y se dirigió al municipio a una velocidad de 120 kilómetros por hora en una vía que permitía un máximo de 50. Al llegar a una curva del casco urbano, el futbolista no la tomó y siguió recto chocando contra un Citroën Xsara que estaba estacionado en la plaza Mayor y que acabó partido en dos. El BMW derribó una farola y atropelló a Christophe, un chico francés, que debido a la violencia del golpe murió en el acto, y luego a su mujer, Carole, que estaba sentada en un banco delante de la biblioteca municipal y que también falleció en el acto. Según la Fiscalía, Arias dio 0,63 miligramos de alcohol por litro de aire espirado en la prueba de alcoholemia.

El abogado defensor presentó cuatro atenuantes: el arrepentimiento del futbolista, que pidió perdón; la reparación del daño, la dilación de la causa y el estado de necesidad, que se refiere a que el futbolista siguió recto para evitar un mal mayor, pues Arias dijo en el juicio que no tomó la curva "para no atropellar a otros peatones". La juez, sin embargo, rechazó estas cuatro atenuantes y calificó la conducta del futbolista de "extremadamente peligrosa, temeraria y con claro desprecio a la vida de los demás". Asimismo le impuso una multa de 410.000 euros para los familiares, así como 23.000 euros para el Ayuntamiento de Casillas de Flores y las costas generadas.

El abogado defensor no comparte la sentencia y cree que la juez ha intentado hacer un fallo "ejemplarizante" y que "hay cosas que no se ajustan a la realidad". Bango recordó que la Guardia Civil usó tres sistemas para medir la velocidad que llevaba el futbolista: dos sistemas informáticos, que dieron 122 y 130 kilómetros por hora, y un cálculo matemático, que estableció que iba a 82 kilómetros por hora, y que si la juez hubiera tenido en cuenta la cifra más baja el condenado no podría ser penado al no ir, en ese supuesto, 50 kilómetros por hora por encima de lo permitido.