Nicolás Fernández, uno de los socios de la residencia de la tercera edad El Castillo, en Gijón, no va a poder olvidar fácilmente el suceso que tuvo que vivir el pasado martes. Un accidente de tráfico hizo que el coche en el que viajaban él y su socio, Juan del Río, se precipitara al río Piles en la zona del estadio de fútbol de El Molinón. Las imágenes del siniestro que pudo acabar en tragedia no dejan de repetirse en su cabeza. "Pasé miedo sobre todo al ver que subía el agua desde el techo hacia el suelo del coche, yo no sabía ni que estábamos boca abajo, pero ver el agua entrando fue duro", reconoció ayer el propio Nicolás Fernández ya reincorporado a su puesto de trabajo con total normalidad.

A pesar del gran susto que supuso lo sucedido este empresario no precisó siquiera asistencia hospitalaria. Su socio -que conducía el coche siniestrado-, sí que tuvo que ser atendido en un centro médico, presa del nerviosismo. Gracias a la labor de los testigos de los hechos estos dos accidentados pudieron salir del agua ilesos. "La gente fue fantástica, le dieron la vuelta al coche y no dudaron en ayudarnos para que saliéramos de allí", agradeció ayer Fernández.

El accidente tuvo lugar cuando el gijonés y su socio volvían del Hospital de Cabueñes de llevar a uno de los internos de su residencia, situada en la carretera del Piles al Infanzón. El siniestro les sorprendió, aseguran, en un camino "que hacemos prácticamente a diario". Algunas veces, confiesa el empresario, pasan hasta tres veces al día por esa misma calle. Sin ir más lejos ayer por la mañana y con el susto aún en el cuerpo Nicolás Fernández se vio obligado a repetir recorrido. "Miré un poco de reojo a la zona", admitió. Esta vez tuvo más suerte y pudo regresar sano y salvo a su residencia.

"Estamos ya más tranquilos, pero fue un susto tremendo", confesó el empresario gijonés. Todo comenzó cuando el Rover en el que viajaban los gerentes de Residencial El Castillo recibió el impacto de un Renault Clio que se incorporaba al paseo del Doctor Fleming por la zona de la pasarela sobre el río, procedente de El Molinón. El Rover quedó sin control y se desplazó a la izquierda, derribó la valla del paseo y se precipitó al cauce fluvial para el asombro de cuantos viandantes se encontraban en aquel momento paseando por las inmediaciones del Piles.

"Cuando caímos intenté quitar las llaves del contacto para ver si podía abrir las puertas, pero fue imposible. Estaba todo bloqueado. Nada más tener el accidente ya oímos como la gente venía y nos ayudaba. Nos decían a gritos que rompiéramos el cristal", relató el accidentado. En el rescate participaron varios viandantes que paseaban por la zona, los conductores del coche que chocó con el de las víctimas, así como una patrulla de agentes de la Policía Local de Gijón.

Una vez que los ocupantes del Rover fueron rescatados, la grúa se hizo cargo del coche, que fue enviado al depósito municipal a la espera de la valoración de daños. Y todo quedó en un susto.