El agente que mató de cinco tiros a Severino Gallego Cernuda, vecino de Soto de Luiña (Cudillero), el 16 de septiembre de 2009, cuando la víctima trataba de clavarle una pala de dientes tendrá que cumplir la condena de cinco años de cárcel que le impuso la Audiencia de Oviedo tras un juicio con jurado, confirmada por el TSJA en una sentencia de la que fue ponente el magistrado Ángel Aznárez. El Tribunal Supremo ha emitido un auto por el que no admite a trámite el recurso de casación presentado por el guardia civil I. P. M., quien aducía que no había tenido otro remedio que disparar para preservar su integridad. El alto tribunal estima, sin embargo, como ya hizo el jurado, que "no es proporcional utilizar un arma de fuego contra una pala de dientes, más cuando se efectúan seis disparos".

El auto añade que "el recurrente actuó de forma desproporcionada con la situación que percibía, una nueva agresión con una pala". Además, considera que "tenía otras alternativas de defensa menos gravosas que disparar su arma por seis veces".

Los hechos se produjeron cuando la víctima, un hombre de 68 años que según la sentencia estaba afectado por el consumo de alcohol y sufría una ligera minusvalía, protagonizó un incidente con unos jóvenes en el exterior de un bar de Soto de Luiña. El guardia condenado y su compañera llegaron cuando el hombre se marchaba, pero le dieron el alto un poco más allá. Cuando le comunicaron que le iban a denunciar por no llevar el cinturón, el hombre reaccionó marchándose con su coche hasta su casa, situada al final de un camino vecinal cercano. Los agentes acudieron a la vivienda para devolverle la documentación y darle copia de la denuncia. El hombre reaccionó sacando una pala de dientes de su cobertizo y exigiendo a los agentes que se fueran de su propiedad. Hubo una primera embestida con la herramienta. La agente fue hasta el coche patrulla para coger las defensas y se produjo entonces un segundo ataque, momento en el que el guardia efectuó seis disparos de los cuales cinco alcanzaron a la víctima, que falleció.

En su auto, el Supremo señala que "eran factibles otras formas de actuación del agente", que, "en lugar de alejarse", sacó el arma y, en vez de tirar al aire, hizo seis disparos en pocos segundos. Y estima adecuada la aplicación de la rebaja de la condena por homicidio en un grado, y no dos, como solicitaba el guardia, por tratarse de una legítima defensa "desproporcionada".