Dos mujeres y un hombre han perdido la vida esta tarde en la explosión de la pirotecnia Abad, en Berán, una parroquia situada en municipio ourensana de Leiro. Los fallecidos son el propietario de la empresa, la compañera sentimental de éste y la novia del hijo del fallecido. Por el momento se desconocen las causas del trágico suceso.

Varios vecinos, sobre las ocho de la tarde, fueron los que dieron la voz de alarma a la Guardia Civil después de escuchar el sonido de la explosión. El estruendo fue de tal magnitud que se llegó a sentir en localidades vecinas e incluso en el municipio de Beade, a unos seis kilómetros de distancia.

De acuerdo con varios testimonios, tras la explosión se habría producido un pequeño incencido en cuyas labores de extinción habría participado el propio hijo del fallecido, que se habría desplazado hasta la pirotecnia pero que habría resultado ileso al no estar presente en el momento del suceso.

El alcalde de Leiro, Francisco José Fernández, visiblemente conmocionado ha asegurado que la desolación se ha apoderado de la parroquia ourensana ya que las dos fallecidas y el hombre herido "eran personas muy conocidas en el pueblo". Precisamente, el Consistorio ha convocado un pleno extraordinario a las 23:00 horas para previsiblemente, declarar el luto oficial en Leiro.

El dispositivo de emergencias desplegado mantiene acordonada la zona e impide el acceso al lugar por miedo a que se produza una segunda detonación. Hasta el municipio se han desplazado Roberto Castro, subdelegado del Gobierno en Ourense; Alfonso Rueda, vicepresidente de la Xunta y Rogelio Martínez, delegado del gobierno gallego.

Otra explosión en 2006

No es la primera vez que la pirotecnia Abad sufre un suceso del mismo tipo. Aunque no tan trágico como el registrado esta tarde en la parroquia de Berán, en Leiro, la furgoneta encargad del reparto de los fuegos explotaba en Barcia, concello de Melón, cuando realizaba una entrega. En aquella ocasión, dos personas resultaban heridas.

Eran las cinco de la tarde cuando Javier Rodríguez, de 33 años y vecino de A Cañiza, y a Carlos García, de 36 y con domicilio en Ourense, realizanba la descargas de los fuegos artificiales que los vecinos de la parroquia habían adquirido para celebrar sus fiestas. Fruto de la onda expansiva, los dos empleados de la pirotecnica sufrieron contusiones en diversas partes del cuerpo y algunas quemaduras en las manos.