"Nunca quise hacerles daño, ni a ella ni a los niños. Siempre estuvimos juntos". Así se defendió ayer el acusado de intentar matar a su expareja, a un hijo de ésta de 14 años y a otro en común de 2 prendiendo fuego a la puerta de su domicilio en el barrio gijonés de El Llano en marzo de 2014. Pese a reiterar su inocencia y a que la defensa solicitó su absolución, la Fiscalía y la acusación particular no sólo no le creyeron, sino que elevaron su petición de condena casi duplicando la solicitud de la pena. Así, pasaron de los 23,6 años iniciales de cárcel a 44, imputándole tres delitos de tentativa de homicidio, incendio, amenazas y quebrantamiento de condena, ya que en el momento de los hechos tenía en vigor una condena de alejamiento por un delito de amenazas.

El acusado, en prisión desde entonces, aseguró durante el juicio que pese a la orden de alejamiento, dictada en 2013, él continuaba vivienda en la casa con el consentimiento de la mujer, lo que rechazaron tanto su expareja como el hijo mayor de ésta, aunque ella reconoció que él iba al domicilio a ver a sus hijos -tienen una segunda hija que entonces tenía un año y que no estaba en la vivienda el día del suceso-.

La Fiscalía y la acusación particular encontraron ayer probado en el juicio que el hombre llegó al domicilio de la mujer sobre las tres y media de la tarde y que llamó a la puerta. Ella no sabía quién era, pero abrió la puerta y él aprovechó para entrar y, una vez dentro, le dijo que quería volver o que la mataría. La víctima aseguró que estaba "muy bebido" y que se llevó las llaves y su teléfono móvil. Cuando él se marchó, ella se dirigió a casa de su madre y posteriormente a la comisaría a denunciar los hechos, y fue la Policía la que le recomendó que cambiase la cerradura de la puerta, lo que hizo esa misma tarde.

Sobre las doce y media de la noche, el hombre accedió al edificio con las llaves que tenía, pero al haber cambiado la cerradura no pudo entrar al domicilio. Según relató ayer la mujer, como ella se negó a abrirle, él bajó al portar y desde el micro la volvió a amenazar diciéndole: "Prepárate, ya te cogeré mañana; como no me abras tengo una lata de gasolina y voy a prender fuego".

La mujer colgó el telefonillo y se fue al salón con su hijo mayor. Pocos minutos después, el chico vio unas llamas en la puerta y despertó a su madre, que se había quedado dormida en el sofá. El menor relató ayer en el juicio que fue a la cocina y llenó dos cubos de agua que lanzó contra la puerta de entrada, pero padece de asma, y tuvo que marcharse al fondo de la casa porque el humo le impedía respirar bien. La mujer telefoneó a los bomberos, mientras que una vecina llamó a la Policía Local al oír una explosión y quedarse sin luz el edificio.

Según el relato de Fiscalía, apoyado en las declaraciones de los peritos, el hombre habría rociado la puerta de la entrada al domicilio con un líquido acelerante para luego prenderle fuego. Las llamas calcinaron la puerta y el humo provocó graves daños en el interior de la vivienda y en la escalera del edificio, donde se produjo un cortocircuito que dejó a los vecinos sin suministro eléctrico. La mujer y sus dos hijos fueron trasladados al Hospital de Cabueñes por intoxicación.

El acusado fue detenido minutos después en una calle próxima a la vivienda y en su poder tenía un mechero, las llaves y el móvil que se había llevado por la tarde. Ayer insistió en su inocencia y admitió que tenía problemas con el alcohol. Los expertos rechazaron que sufriera patología alguna.