La Fiscalía y la Fundación Oso, que ejercía la acusación particular, no van a recurrir la sentencia del Juzgado de lo Penal número dos de Oviedo por la que se absuelve a los dos acusados de colocar un lazo metálico en Porley (Cangas del Narcea) en el que falleció un oso en agosto de 2012. Según el fallo judicial, no había indicios suficientes para condenar a ambos inculpados, pese a las contradicciones halladas en sus testimonios. Las acusaciones no ven resquicio en la resolución de la juez que garantice una modificación del fallo.

La sentencia refrenda en parte la línea argumental de los abogados de la defensa de los acusados, José Manuel A. A. y Nazario R. F. Los letrados incidieron en el transcurso del juicio -el primero en dos décadas por la muerte de un plantígrado- en que no había pruebas fehacientes de que ambos fueran los responsables de la colocación del lazo y, por tanto, de la muerte del oso.

La juez del Penal número dos, María Elena González, coincide en esta tesis y de hecho en la sentencia indica que "pueden existir otras hipótesis sobre su autoría".

Guillermo Palomero, presidente de la Fundación Oso, indicó ayer que por recomendación de su letrada "no se va a recurrir la sentencia porque deja pocos resquicios para conseguir un cambio tras leer la argumentación de la juez". Y lo mismo ocurre con la Fiscalía, que solicitaba para cada uno de los acusados dos años de prisión por sendos delitos contra la fauna, además de 18.000 euros de indemnización para la Consejería de Agroganadería. Además, uno de los inculpados es guarda en la zona de Porley, y para él se pedían también cuatro años de inhabilitación.

Pese a la sentencia absolutoria, la juez señaló las "incoherencias" en los relatos de ambos acusados. Así, indica que el guarda se demoró casi 45 minutos "sin explicación razonable" en dar el aviso al guarda mayor del coto de que había un oso atrapado en un lazo. En el juicio, el guarda señaló que él no tenía conocimiento de que hubiera pasado tanto tiempo desde que sintió el ruido provocado por los movimientos del oso hasta que descubrió el plantígrado y avisó.

El otro acusado también negó en el juicio que hubiese estado en el lugar de los hechos antes de que llegara el equipo de rescate, pero resulta que en su teléfono móvil tenía fotos del oso atrapado.

La juez además dio traslado al Juzgado decano de Oviedo de la declaración de dos testigos, porque en su opinión los testimonios carecían de credibilidad y pudieron haber incurrido en un delito de falso testimonio.

Los abogados de la defensa mantuvieron en la vista oral que las acusaciones tanto de la Fiscalía como la particular se sustentaban en indicios que en ningún caso se podían elevar a pruebas concluyentes porque no se podía demostrar que una misma persona hubiera colocado el lazo contra el oso y otro próximo para jabalíes.

En todo caso, la Fundación Oso destacó al conocer la sentencia que este proceso judicial servirá como advertencia a los cazadores furtivos, para que dejen de poner lazos en la Cordillera al comprobar las serias consecuencias que puede tener su actuación por el riesgo que conlleva tanto para la fauna como para el entorno y para ellos mismos.