En el barrio de Los Gladiolos de Santa Cruz de Tenerife le conocen como Romerito, un tipo con malas pulgas, amigo de darle a la botella y con diversos antecedentes policiales. José Ramón Romero, de 39 años, está ahora ingresado en la prisión Tenerife II por dejar morir de hambre a su madre, Ana Delia, una mujer de 76 años cuyo cuerpo, de 25 kilos de peso, fue encontrado el jueves de la semana pasada sobre la cama, en posición fetal, cubierto de llagas y evidentes signos de abandono.

Hay vecinos que aseguran ahora que habían escuchado alguna vez a la pobre mujer pedir agua y comida, porque la atenazaba "la fatiga". En el barrio están sobrecogidos por la horrible muerte que ha sufrido esta mujer, y aseguran que el hombre, con fama de agresivo y asocial, no les dejaba entrar en la vivienda. "¿Dónde estaban los Servicios Sociales?", se pregunta ahora algún vecino. Según la presidenta de la asociación de vecinos del barrio, Romerito se dirigió alguna vez a ellos para pedir comida con la que alimentar a la familia. Junto a la anciana y su hijo vivían la compañera de éste y un niño de 5 años. También pedían comida en la parroquia.

Ana Delia, dicen también, había intentado suicidarse hace unos quince años, ingiriendo veneno, y había quedado postrada en una silla de ruedas. Hace unos diez años que no se la veía por la calle y que empezó un encierro obligado que la ha llevado a la muerte.

La titular del Juzgado número 4 de Santa Cruz de Tenerife, que mandó a la cárcel a Romerito por un supuesto delito de homicidio por omisión (no ha trascendido el contenido de su declaración, dado que se ha decretado el secreto de las actuaciones), ha dejado en libertad a la compañera del hijo, N. G., eso sí, con cargos. Todo indica que la pensión de viudedad de la mujer era el único ingreso que entraba en la vivienda. De hecho, cuando la mujer falleció, Romerito y su hermana se dirigieron al Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife para pedir ayuda para el entierro.

La juez del caso quiere investigar a todo el entorno de esta familia para saber si conocía el estado en el que Ana Delia se encontraba y proceder en caso de que sí lo supiese. José Ramón era el pequeño de los hijos de Ana Delia, que tuvo otros dos, un varón que no acudía a la vivienda porque se llevaba mal con su hermano, y una hija, que en teoría sí acudía al piso del horror con la supuesta intención de cuidar a su madre.

Romerito tiene un pasado violento. Se le relaciona con palizas y agresiones, y una vez atacó a un joven con una barra de hierro. Se mueve en el ambiente marginal de la droga y las borracheras. Eso sí, el año pasado formó parte de una murga del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife, y se han difundido fotos de él con su pareja disfrutando de las playas tinerfeñas.