La juez de Pontevedra continúa con la investigación de la muerte de Javier Fernández, batería de "Los Piratas", que recibió un disparo en el abdomen a manos de un guardia civil. Ayer declararon los tres sanitarios que fueron a la vivienda de Fernández junto a los agentes. Fernández esgrimió un simple tenedor, y no un cuchillo, según indicó el letrado de la familia, Gerardo Gayoso, lo que hace aún más "injustificable" que se le disparase y abunda en la tesis de que hubo "mala práctica". La Fiscalía pidió hasta trece diligencias, como los antecedentes psiquiátricos del agente que disparó, y sus pruebas de tiro. El letrado añadió que los sanitarios corroboraron que sabían que Fernández sufría un trastorno bipolar y que su irrupción pudo provocar el arrebato de Fernández, en un momento en que no había peligro para nadie, puesto que su mujer y su bebé ya no estaban en la vivienda.