La riada que asoló la costa de Granada el pasado lunes se saldó con cuatro fallecidos, después de que se hallara el cuerpo de un desaparecido en el mar. El Gobierno anunció ayer que tramitará las ayudas para los afectados por las intensas precipitaciones de los últimos días en el este y sur peninsular y Baleares una vez que se evalúen los daños en los municipios afectados.

"Una especie de tsunami de la tierra hacia el mar". Así describía ayer el consejero andaluz de Medio Ambiente, José Fiscal, la magnitud de la enorme riada que asoló el pasado martes la costa de Granada y que se ha saldado con cuatro fallecidos.

La última de las víctimas fue un hombre cuyo cuerpo se halló en el mar en avanzado estado de descomposición. Tenía 45 años, era de origen ruso y compañero de dos de las víctimas mortales: un varón de 63 años y otro de 50, ambos lituanos, con los que convivía en condiciones infrahumanas en una especie de colector de aguas que se anegó por la riada.

El otro fallecido -el primero que se encontró- tenía 61 años y nacionalidad española, trabajaba de guarda de una planta de recogida de plásticos y apareció en el término municipal de Rubite después de que su coche, en el que se refugió de la tromba de agua, fuera arrastrado por la rambla de Casarones, donde fue hallado su cuerpo sin vida.

Los municipios afectados por las riadas del Ebro desvelaron ayer que todavía no han recibido "ni un euro" de las ayudas comprometidas por los gobiernos central y autonómico para atender los daños causados por la última crecida del río, registrada a principios del mes de marzo de este año. Los alcaldes siguen reclamando "planes y obras" para prevenir futuras incidencias, dado que "cada vez con menos agua", las crecidas causan "más daños".