Una trabajadora del laboratorio del Hospital de Arriondas (Parres) fue detenida la semana pasada por presuntamente haber tratado de envenenar a dos de sus compañeros de trabajo, un hombre y una mujer. El caso ha producido una gran conmoción entre el resto de los trabajadores del centro hospitalario. No es para menos, aunque la plantilla del hospital trata de ser cauta y discreta con lo ocurrido.

Según fuentes cercanas al caso, los dos trabajadores afectados por el presunto envenenamiento compartían espacio laboral con la técnica de laboratorio. Comenzaron a notar que el agua que bebían en su lugar de trabajo tenía un sabor extraño. Ése fue el hecho que despertó las sospechas y les puso en alerta. La posterior investigación ha permitido desvelar que detrás de ese sabor anómalo estaba el hecho que la presunta autora del envenenamiento les diluía restos de pruebas del laboratorio para conseguir intoxicarlos.

Los investigadores creen que los motivos que pudieron llevar a la mujer a querer envenenar a estos dos compañeros de trabajo residen únicamente en rencillas personales. En concreto, sospechan que tiene que ver con un ascenso laboral que anhelaba la presunta envenenadora, pero que finalmente no se produjo, lo que pudo llevarla a vengarse de sus compañeros para resarcirse.

El mal sabor del agua, debido a los restos de laboratorio que presuntamente había añadido la trabajadora, y otras "cosas raras" que los empleados fueron notando llevaron a poner en marcha una investigación que aún continúa. Las cámaras de vigilancia que instalaron las fuerzas de seguridad en el lugar de trabajo permitieron coger in fraganti a la trabajadora. Ante esa evidencia ya no tuvieron duda de lo que estaba ocurriendo ni de la identidad de quien presuntamente se dedicaba a tratar de envenenar a dos de sus compañeros de trabajo.

Por todo ello, se produjo la detención de la mujer la semana pasada y fue puesta a disposición judicial. La técnica de laboratorio llevaba varios años desarrollando su profesión en el Hospital del Oriente de Asturias. Está casada, tiene dos hijas y reside en Arriondas, donde trabaja. Fuentes cercanas al caso aseguran que ni su propio marido podía creerse las razones que llevaron a los agentes a sacar detenida de su vivienda a su esposa. No daba crédito a lo que estaba ocurriendo ni a las acusaciones que sobre ella pesan. No podía ni imaginarlo, al igual que el resto de los vecinos del pueblo, ya que se trata de una mujer conocida en Arriondas.

Las víctimas se recuperan, sobre todo del impacto psicológico que han sufrido. Por fortuna, la presunta envenenadora no llegó a causar daños de salud irreparables y la Guardia Civil impidió que el envenenamiento fuera a mayores. La mujer afectada también reside en Arriondas, pero en la zona rural del concejo. Trata de superar lo ocurrido, al igual que la otra víctima, el varón. El resto de compañeros, que fueron informados de lo ocurrido por los responsables del laboratorio del hospital, también intentan pasar página y superar el incidente. La plantilla se alivia al pensar que el supuesto envenenamiento se frenó a tiempo.

Les queda, sostienen fuentes de la plantilla, asimilar el trago de enfrentarse al hecho de que una compañera, presuntamente, quisiera envenenarlos.