El hostelero de Pruvia acusado de un presunto fraude fiscal de 480.000 euros declaró ayer en el Juzgado de lo Penal 2 de Oviedo que la asesoría fiscal y contable del negocio la llevaban una empresa contratada y un economista, que él se dedicaba a atender a los proveedores y clientes y que obró con "el mayor rigor". Ayer declararon once testigos, novios de bodas contratadas en 2007 con el restaurante y que coincideron en sus declaraciones en que los pagos realizados coincidían con los invitados que habían acudido, sin que hubieran detectado irregularidades. La defensa y la fiscalía renunciaron a las declaraciones de otros 150 que se celebraron en el mismo año. La vista se reanudará el próximo día 30, con las declaraciones de unos 180 testigos de eventos celebrados y pagados en 2008.

Este mismo hostelero acaba de ser absuelto de un supuesto delito similar en otra de sus sociedades por no declarar en el Impuesto de Sociedades de 2007 y 2008 un total de 332.000 euros. El caso, adelantadado por LA NUEVA ESPAÑA, provocó un juicio de parecidas circunstancias al actual, pero la fiscalía retiró finalmente la acusación correspondiente al año 2007 por la multitud de errores cometidos en los cálculos, y el juez lo absolvió de la acusación correspondiente a 2008 porque la Agencia Tributaria no aportó la documentación necesaria para probar el delito.

La Fiscalía pide ahora, en el nuevo juicio, una condena de tres años y nueve meses de cárcel también por un supuesto fraude fiscal de otra de sus empresas, con domicilio fiscal en Pruvia.

"Nunca se ocultó nada, y nunca se cobró fuera de factura. Yo no revisaba las declaraciones fiscales porque no entiendo de esas cuentas. Para eso estaban un economista y una asesoría". Aseguró el empresario. También añadió que durante la inspección fiscal se produjo en "plena temporada de bodas" y que "abrieron la caja fuerte y no encontraron dinero. He obrado con el mayor rigor que yo entendía que debía hacerlo", añadió.