La primera jornada del juicio contra un hostelero de Pruvia estuvo ayer cargada de anécdotas. A uno de los 350 testigos que están llamados a declarar se le preguntó si había aportado a la Agencia Tributaria factura del abono de su boda en 2007, a lo que respondió que él no porque ya estaba divorciado, y que había tenido que llamar a su exmujer para que ella lo hiciera "si la tenía". Su situación no era la única, según los comentarios que se escucharon a la puerta de la sala. Otro de los testigos mostró su enfado cuando a la treintena de declarantes que esperaban para testificar se les anunció que se renunciaba a sus testimonios. Según afirmó, había viajado desde Murcia el lunes para estar en el juzgado a las 9,30 horas. Para nada. "Es vergonzoso", dijo.