Tráfico inicia hoy, lunes, su tradicional campaña de controles con motivo de las celebraciones previas a la Navidad -las habituales comidas y cenas de compañeros de trabajo-, con el fin de evitar que aquellos conductores que hayan consumido alcohol cojan el coche, con el consiguiente riesgo para ellos y el resto de usuarios. Para ello, y hasta el domingo que viene, se incrementarán las pruebas de alcoholemia y de drogas en las carreteras y los lugares cercanos a locales de ocio y restaurantes de la región a las horas en las que se realizan estas celebraciones. En otras campañas suelen practicarse entre 8.000 y 10.000 pruebas de alcoholemia, de las que suelen salir positivas en torno a un uno por ciento.

El alcohol es un factor que está detrás de un tercio de los accidentes mortales y su consumo multiplica hasta por 15 las posibilidades de sufrir un siniestro. La tasa máxima de alcohol permitida es de 0,25 miligramos por litro de aire espirado, 0,15 para los conductores noveles y profesionales de la carretera.

Tras esta campaña, la semana que viene se iniciará la operación especial de Navidades, en la que se registran en la región más de medio millón de desplazamientos a lo largo de todas las fiestas.

Mejores datos

Los datos de mortalidad en las carreteras asturianas son inferiores a los del año pasado por estas fechas. A estas alturas del año, en 2014 habían fallecido 23 personas en 21 accidentes. Este año, el número de víctimas mortales se sitúa en 20, según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT). Esto supone un descenso del 13 por ciento respecto al año pasado. A nivel nacional, hay un estancamiento de la mortalidad. Se han producido 1.072 fallecidos en 968 accidentes, frente a los 1.075 en 930 siniestros que se registraban el año pasado por las mismas fechas. Los datos asturianos de mortalidad en la carretera apuntan a un ligero descenso de las víctimas, que se explica porque el número de fallecidos que se ha registrado en los últimos años ha sido bajo.

A lo largo de estas fiestas se hará especial hincapié en la vigilancia de las carreteras convencionales, donde se registra el mayor número de accidentes. Hay designados una treintena de tramos en los que es probable que se instalen radares móviles.