Los doctores Simón y Carlos Viñals, responsables del equipo médico contratado en la tragedia del Madrid Arena, defendieron ayer su profesionalidad en la atención a las tres jóvenes que llegaron a la enfermería, y acusaron a los servicios médicos del Samur, que acudieron después al pabellón. Ambos, padre e hijo, que solo respondieron a la fiscal y su defensa, negaron que dieran por muertas a las tres jóvenes que llegaron a la enfermería, puesto que todas ellas fueron diagnosticadas con "parada cardiorrespiratoria de difícil recuperación". Y acusaron a los médicos del Samur de no haber continuado con las maniobras de reanimación que ellos practicaron previamente durante quince minutos, cuando "al menos hay que continuar con ellas treinta minutos".