La Fiscalía retiró ayer los cargos por homicidio imprudente que pesaban sobre el expresidente de Daorje José Manuel Muriel y el antiguo director general de Medio Ambiente de la empresa, Jesús Alonso, por el fallecimiento de un trabajador del servicio de recogida selectiva de basuras, quien resultó atrapado por las compuertas de un contenedor de papel cuando trataba de desatascarlo con el brazo, un accidente ocurrido en 2008 en Noreña.

La fiscal Esperanza González Avella estimó, en la vista celebrada ayer en el Juzgado de lo penal número 1 de Oviedo, que ambos directivos no tenían un control exhaustivo sobre las actividades de la empresa. Además, la fiscal considera que ambos fueron llamados a declarar como imputados días después de cumplirse cinco años del accidente, por lo que los delitos estarían prescritos.

En la vista de ayer, la fiscal accedió a reducir las penas solicitadas respecto a otros dos acusados. Se trata del entonces director general de la división Industrial de la empresa, Orlando Alonso, y el responsable del servicio de recogida selectiva, Leandro Iglesias. Para ambos pedía una pena de tres años de prisión, aunque finalmente solicitó siete meses y medio, canjeables por una multa, en atención a las dilaciones indebidas del caso. Los dos acusados se declararon culpables y aceptaron las penas rebajadas por el ministerio público.

En el banquillo solo queda como acusado Francisco Javier Valbuena, director del servicio de prevención mancomunado del grupo, defendido por el letrado Ramón Triguero. El acusado indicó que su labor se limitaba a identificar los riesgos laborales y establecer la planificación preventiva, pero no le correspondía realizar la labor formativa de los trabajadores, que recaía en los jefes directos. Según indicó, la acción que llevó a la muerte al avilesino Aníbal Peleteiro, estaba terminantemente prohibida. El jefe directo de Peleteiro, Leandro Iglesias, indicó que se insistía a los trabajadores en no colocarse bajo los contenedores, y en no tratar de desatascarlos ante el riesgo de resultar atrapados. "El trabajador tenía información suficiente para saber lo que podía pasar. Solo se me ocurre que fuese un acto reflejo", indicó Iglesias. El juicio concluye el viernes que viene