Nadie auxilió a la víctima gijonesa del Madrid Arena, Katia Esteban. Así lo aseguró uno de los supervivientes de la avalancha de Halloween de 2012, Pablo Estrada, durante la celebración del juicio en la Audiencia Provincial de la capital. El joven contó que llevó a Esteban a la enfermería y que no vio a nadie atenderla. Estrada agregó que durante el traslado paró para realizarle maniobras cardiopulmonares e intentar reanimarle, aunque sin éxito. Una vez en el botiquín, un hombre "canoso y con traje" le dijo que dejase a la chica en el suelo y se fuera. El testigo recuerda que en la enfermería vio a una mujer "sentada en una camilla y a un chico con sangre en la cara". Lo siguiente que supo de Katia Esteban es que había fallecido.

El relato de este testigo sirvió para revivir una vez más el angustioso tapón humano que se llevó por delante la vida de cinco chicas, una de ellas Katia Esteban, muy vinculada a Gijón, donde aún residen sus abuelos. "No puedo más, no puedo más, dile a mi padre que le quiero", fueron sus últimas palabras, según indicó hace tres semanas Amor López, la joven que estaba atrapada justo delante de la asturiana. Después de eso, añadió, "dejó de hablar y de respirar". Algunos de los testigos calificaron de "infierno" el fin de fiesta. Todos ellos aseguraron además que al entrar al recinto no les pidieron el DNI ni les registraron y en algunos casos ni les cogieron la entrada. Otros, como Marina Vázquez, señalaron que una vez dentro se percataron de que había puertas cerradas incluso con cadenas y candados. "Tanto el lado izquierdo como el derecho estaban cerrados", afirmó. Respecto a cómo se produjo la avalancha, comentó que los adolescentes que estaban en la pista principal se dirigieron hacia ellos. Márquez se quedó en el inicio del vomitorio, al lado de la pared, junto a una amiga y su cuerpo quedó "totalmente aplastado". "Había mucha agresividad. No había compasión, ya que si te pisaban les daba igual, mala suerte", añadió.

Una situación parecida vivió Paula Jerez, otra de las supervivientes que declararon esta semana en la Audiencia: "Fue horroroso; había zapatos por el suelo, gente chillando...". Una vez fuera, Jerez explicó que quiso acercarse a una joven que había visto en el suelo y advirtió a miembros de Seguridad que la ayudaran, "que había gente muriendo". A ella le dijeron que se fuera de allí porque "no pintaba nada". Todos estos relatos muestran el calvario que tuvo que pasar Katia Esteban antes de dejar de respirar.