El Juzgado de lo penal número 2 de Gijón acaba de condenar a un año de cárcel a una vecina de Oviedo acusada de dejar solos de madrugada a sus dos hijos, de 5 y 7 años, en un piso de la calle Ceriñola de Gijón, en el que los menores permanecieron varias horas rodeados de basura, ropa sucia, excrementos, orina, tabaco, alimentos podridos y cristales rotos. El magistrado encargado del caso considera a la procesada -que no llegó ni tan siquiera a presentarse en el juicio- responsable de un delito contra los derechos y deberes familiares y le retira la custodia de los dos pequeños durante los próximos cuatro años.

Los hechos ahora enjuiciados tuvieron lugar en la madrugada del 2 al 3 de mayo del año pasado. La procesada -una mujer natural de Logroño, residente en Oviedo, de 27 años de edad y cuya identidad responde a las iniciales M. P. R. A.- dejó a los pequeños temporalmente en el piso de una amiga de Gijón en el que, además de tener que sortear la basura, los menores convivieron con un perro de raza pitbull que estaba suelto y sin bozal. El juez insiste, además, en que los menores "no estaban debidamente alimentados ni vestidos". La Policía se los encontró, de hecho, completamente desnudos, caminando entre los desperdicios.

El propio magistrado tacha de "altamente irresponsable" y de "reprochable" el comportamiento de la acusada. "La mujer no dudó en que los menores se quedaran en ese piso en condiciones de insalubridad y en compañía de un animal notoriamente peligroso y sin haber adoptado medida de seguridad alguna, generando para los dos menores un riesgo totalmente gratuito y carente de justificación alguna", insiste el juez gijonés.

Los niños fueron localizados de madrugada por la Policía. Llevaban horas solos y desnudos pisando excrementos y basura. Una vecina de El Natahoyo alertó a la sala del 091 de lo que pasaba cuando vio desde su vivienda a una niña arrojando objetos por una ventana. La pequeña llegó incluso a pedir disculpas a los agentes del Cuerpo Nacional de Policía por la suciedad que presentaba el piso. Desde un primer momento, la Consejería de Bienestar Social del Principado se hizo cargo de los pequeños, que ahora seguirán tutelados por las administraciones públicas al menos los próximos cuatro años, hasta que su madre recupere la patria potestad.