Duchas de agua fría, no darle de comer, provocarle el vómito y obligarla a comérselo, tenerla castigada de pie sin moverse durante horas, mantenerla atada a la cama por las noches, tirones de pelo, bofetadas, pisotones, golpes... Estos eran los maltratos físicos y psicológicos continuos a los que una pareja de Siero sometía a una niña de cinco años, hija del primer matrimonio del hombre. Cada uno de ellos ha sido condenado a un año, nueve meses y un día de prisión (en total tres años y seis meses), y a dos años, nueve meses y un día de alejamiento a más de doscientos metros de la menor.

La sentencia del Juzgado de lo Penal número 4 de Oviedo relata que la pequeña y su hermana, un año menor, se fueron a vivir con su padre y la pareja de éste (que tenía otro niño pequeño) en 2011. Todo fue bien mientras vivieron con la abuela paterna, pero un año después cambiaron de domicilio, y empezaron los malos tratos, aunque según los ahora condenados, no eran tales, sino métodos de educación "con el fin de que aprendiese disciplina". El comportamiento, según el fallo judicial, "se correspondía con el modo de actuar normal de una niña de su edad".

El tribunal considera hechos probados que, de manera habitual y durante un año, la pareja sometía a la niña a "castigos tales como privaciones de alimento consistentes en no mandarle bocadillo para el recreo -los compañeros compartían su almuerzo con ella-; duchas de agua fría; no participar en salidas programadas del centro escolar; obligarla a quedarse sentada sin hacer nada si no acababa la comida en el tiempo estipulado y hasta la siguiente comida; obligarla a permanecer de pie en el parque durante varias horas sin jugar; atarla a la cama, u obligarla a comer su propio vómito". Incluso se le privó de los regalos de Reyes. La pequeña adelgazó de manera alarmante y se le caía el pelo.

La abuela materna de la pequeña la llevó al Hospital Universitario Central de Asturias al detectarle varios moratones en el cuerpo. La médica forense encontró múltiples marcas de distintas agresiones, incluso con tacones de zapatos.

El padre y su pareja recibieron varias llamadas de atención, a las que respondían que se autolesionaba y que se portaba mal. Incluso llegaron a pedir ayuda a los Servicios Sociales, aunque éstos ya habían sido advertidos desde el colegio de la pequeña y estaban haciendo el seguimiento. El relato de la niña fue confirmado por la familia paterna y por los padres de compañeros del colegio.