La Policía Nacional investiga lo que a todas luces parece el doble homicidio de dos hermanos de más de 70 años de edad, Araceli y Juan Carlos Oliva, cuyos cadáveres atados y envueltos fueron encontrados ayer tarde en el piso en el que residían desde hacía años, en el número 54 de la calle Císcar de Valencia. Según las primeras investigaciones, el fallecimiento de ambos podría haberse producido hace casi un mes.

Los cuerpos de los dos hermanos fueron encontrados sobre las cuatro y media de la tarde, más de dos horas después de que los vecinos llamasen a la Policía Local de Valencia, alertados porque del interior de la vivienda emanaba un fortísimo hedor y hacía tiempo que no sabían nada de los dos hermanos, que vivían en la puerta 10, en el quinto piso de la finca que ocupa el número 54 de la calle Císcar.

Joao y Jessica, una pareja joven que reside en la puerta 7, explicaron que "hacía mucho tiempo que olía muy mal. Al principio, pensamos que alguien se había dejado una bolsa de basura, pero desde hace días el olor se volvió insoportable. Incluso teníamos que cerrar las ventanas de una parte de la casa porque no se podía respirar".

Los agentes, a los que se unió una patrulla de la Policía Nacional, comprobaron que la casa estaba perfectamente cerrada. Nadie respondía a las llamadas y los agentes no lograron localizar a ningún vecino que tuviera llave de la casa, por lo que pidieron la colaboración de los bomberos del Ayuntamiento de Valencia.

Pasadas las cuatro de la tarde, los bomberos consiguieron franquear la entrada a la Policía Nacional, que revisó el piso sin encontrar a los dos hermanos, si bien en la vivienda había un fortísimo olor. Finalmente, fueron encontrados en una de las habitaciones del piso, cerrada con llave y sin marcas de haber sido forzada. Ambos estaban muertos y sus cadáveres habían sido introducidos en sendos sacos de dormir, que además estaban atados con cuerdas.

A la espera de la autopsia

Ante la evidencia de que se trataba de una muerte violenta, los agentes alertaron al forense y al juez de guardia, así como al grupo de Homicidios y a Policía Científica. De momento, no hay una hipótesis clara de cómo se produjeron las muertes, ya que los cadáveres estaban en un estado de putrefacción muy avanzado, por lo que hasta que no se practique la autopsia completa no habrá datos de las causas del fallecimiento.

Además, el hecho de que estuviesen perfectamente envueltos en los sacos, como si alguien los hubiese dejado listos para ser transportados a otro lugar o los hubiese intentado sellar al máximo para retrasar su descubrimiento, llevó al forense a pedir que fuesen trasladados en ese estado al Instituto de Medicina Legal (IML) con el fin de preservar cualquier vestigio que sirva para aclarar qué ha ocurrido.

El juez ordenó el levantamiento de los cuerpos pasadas las seis y media de la tarde y hoy podrán conocerse los primeros resultados del examen forense, que se prevé complejo por el estado de los cuerpos.

La muerte de Araceli y de Juan Carlos podría tener explicación en el entorno más próximo de la pareja: tanto la habitación como la vivienda estaban cerradas con llave y no están forzadas, por lo que es más que probable que la persona o personas responsables de los hechos debían disponer de una copia. Al parecer, tampoco el interior de la casa estaba revuelto, por lo que, en principio, no aparenta un robo.

De momento, la policía ya ha empezado a interrogar a los vecinos, aunque varios de los pisos están ocupado por despachos profesionales y otros, por inquilinos recientes, por lo que «no hay mucho contacto entre nosotros», apunta Moisés, uno de los residentes de la finca.