Adrián Eguren Suárez, el joven de 24 años que falleció en la madrugada del domingo al ser arrollado mientras caminaba por la Autovía de la Industria (AS-II), fue despedido ayer en medio de grandes muestras de dolor en el tanatorio Ciudad de Oviedo. "Teníamos que haberle cuidado", se lamentaban los amigos que habían acudido con él a las fiestas del Carbayo, en Lugones, y que, tras perderle de vista, supieron más tarde que había sido atropellado. "Nunca sabremos por qué decidió meterse en esa carretera", comentaban los allegados. Ayer especulaban incluso con que hubiese entrado en la carretera sin darse cuenta y sin imaginar el riesgo mortal que estaba corriendo. La zona donde falleció Eguren, el kilómetro 2,900 de la autovía, a la altura de La Corredoria, está "bien iluminada", como comentaban ayer algunos de los amigos del joven.

Adrián Eguren había acudido a las fiestas con un grupo de amigos, pero en un momento dado decidió marcharse para casa. A los amigos no les extrañó su ausencia, ya que no era la primera vez que cuando estaban de celebración decidía marcharse antes que los demás. Pero el domingo de madrugada todo fue distinto. A través de los teléfonos móviles supieron que se había producido un atropello en la autovía, y más tarde se confirmaba que la víctima era su amigo Adrián.

Ayer no podían esconder el sentimiento de naufragio ante la pérdida de este joven, muy conocido por haber jugado en varios equipos de fútbol desde las categorías inferiores, sobre todo en el Colloto y en el Grujoan. Muchos miembros del grupo de amigos se conocían precisamente de eso, de haber jugado juntos desde niños al fútbol.

En el tanatorio Ciudad de Oviedo también estaban los padres y la hermana del joven fallecido, residente ésta en Alemania. El padre, Adolfo Eguren, estaba "como en una nube", según comentaban los allegados que acudieron a la capilla ardiente. A las seis de la tarde se celebraron las honras fúnebres por el fallecido en la pequeña capilla del tanatorio y, a continuación, fue incinerado.

Según indicó el presidente del Grujoan, José Rivera, el joven había dejado de jugar al fútbol. Le habían ofrecido entrenar un equipo de categorías inferiores, pero había declinado. La noticia causó impacto en el mundo del fútbol de categoría Regional, en el que había jugado varias temporadas, demostrando una gran calidad.