En punto muerto. En un callejón sin salida. La investigación emprendida por la Guardia Civil para dar con el paradero de Diana Quer llevaba semanas sin sumar avances significativos, pero desde que el jueves se encontrase el teléfono móvil de la joven en la costa de Taragoña, las pesquisas podrían dar un vuelco. Además, se ha sabido que los agentes están analizando el entorno de tres sospechoso, residentes en la localidad de Boiro y uno de ellos detenido por tráfico de drogas. Varios teléfonos móviles podrían estar pinchados desde hace días.

De lo poco que se sabía de forma irrefutable era que la madrugada de aquel 22 de agosto en que se vio por última vez a la madrileña, la chica se había movido en un vehículo por la Autovía do Barbanza desde A Pobra do Caramiñal, donde había estado en las fiestas con amigos, hasta Taragoña (Rianxo). ¿Con quién? ¿En qué circunstancias? ¿En qué coche? Estas preguntas continúan sin respuesta.

Pero esta semana el caso recibió un importante impulso. Porque efectivamente, allí en Taragoña, debajo de un puente que ya formaba parte del escenario que manejaban los agentes, apareció el teléfono móvil de la joven. El Iphone 6 blanco del que hasta su desaparición apenas se separaba ha dado aliento a las pesquisas. Y los investigadores no han perdido el tiempo. Desde ese jueves en que un mariscador casualmente dio con esta pista clave, expertos de distintos campos del Instituto Armado trabajan en Madrid, en el Servicio de Criminalística, para diseccionar el terminal. Una autopsia tecnológica en la que no se escatiman esfuerzos con la esperanza de que aporte datos que permitan esclarecer un misterio que ya dura demasiado tiempo: el de dónde está y qué le ocurrió a esta joven.

Hoy se cumplen 73 días sin Diana. Fue poco antes del mediodía de la jornada 67 -el pasado jueves- cuando un mariscador sacaba casualmente a la superficie, entre su aparejo, la que se ha convertido en la primera pista material de las indagaciones. Y con la aparición del móvil se certificaban las sospechas de que allí, en Taragoña -convertido en epicentro del caso desde que las antenas de telefonía dibujaron el trayecto de la joven aquella madrugada-, ocurrió algo que marcó el destino de Diana.

El móvil es ahora la clave. Los primeros análisis realizados, señalaba ayer el diario ABC, no han permitido hallar huellas ni restos de ADN en la parte exterior del smartphone, dañado no sólo por los golpes y daños físicos que presenta -que podrían haber sido causados a propósito-, sino especialmente por el efecto del agua salada durante los más de dos meses que se presume que estuvo sumergido y entre fango. Aunque como afirmaba estos días un experto "la ciencia y la tecnología siempre pueden sorprender", estos resultados negativos eran previsibles por el paso del tiempo y esa corrosiva salitre.

Pero la esperanza que tienen desde el primer día los especialistas está en el interior, en el corazón, de ese dañado Iphone que Diana tanto utilizaba para enviar whatsapps, sumergirse en redes sociales y fotografiarse con familia o amigos. Se trata de la memoria interna, o lo que técnicamente se conoce como memoria flash NAND, que sería al teléfono lo mismo que un disco duro a un ordenador. Expertos de diferentes ámbitos consultados por LA NUEVA ESPAÑA coinciden en que, pese al tiempo que llevaba en el fondo de la ría, con la tecnología adecuada sería posible recuperar al menos parte de la información que hay en esa zona vital del aparato: desde mensajes de whatsapp a fotos, vídeos...

De los primeros datos que se conocieron sobre la investigación tras desaparecer Diana fueron aquellos inquietantes mensajes que la madrileña envió aquella madrugada desde A Pobra a un amigo -apenas una hora y media antes de que su móvil se apagara para siempre- en los que avisaba de que se estaba "acojonando" porque un "gitano" la llamaba y le decía "morena ven aquí". Ahora serán los agentes los que, si la tecnología se alía, resucitarán ese teléfono. Quizás haya mensajes, fotos u otro tipo de información de aquella noche o de jornadas anteriores que puedan ofrecer el hilo del que tirar para resolver el enigma de esta desaparición.

El muelle de Taragoña

Junto al teléfono, el hecho de que se haya encontrado bajo el puente de la Autovía en Taragoña también apunta a un escenario en el que algo ocurrió. El teléfono pudo haber sido arrojado desde un vehículo que circuló por ese puente, próximo al muelle donde testigos dijeron haber visto a Diana bajarse de un coche para subir a otro. ¿Está allí, en ese lugar de Rianxo, la clave de todo? Parece probable que haya nuevas batidas en busca de pistas que aclaren el misterio.

Efectivamente, testigos han asegurado a la Guardia Civil que vieron a Diana Quer bajarse de un coche y montarse en otro, en cuyo lado del conductor había una persona "de mala pinta". Los agentes han peinado esta zona de casas aisladas, a una de las cuales se sospecha que pudo ir o ser conducida Diana Quer. Además, también se ha sabido que cerca del lugar donde se encontró el teléfono hay una vivienda perteneciente a una personas conocidas por los padres de Diana Quer. Mientras tanto, su madre sostiene que está convencida de que su hija está viva. Incluso sugirió la posibilidad de que estuviese en Estados Unidos. El misterio continúa.