Joaquín Bastián Lavandera, de 85 años y natural de Villaviciosa, fue presuntamente asesinado en su domicilio, un apartamento de la localidad de Ciudad Caribia, en el estado venezolano de Vargas. El cuerpo del octogenario maliayés, maniatado con el cable de un televisor y con síntomas de asfixia, fue hallado el pasado lunes por uno de sus hijos, según informaban ayer diversos medios digitales del país sudamericano que apuntaban al robo como el móvil del crimen, toda vez que en la casa se echaron en falta un televisor de plasma de 32 pulgadas, el módem de la conexión a internet y un kilo de arroz.

Según las mismas fuentes, los vecinos de Bastián Lavandera se sorprendieron a primera hora de la mañana del pasado lunes al ver abierta la puerta de su apartamento y avisaron a uno de sus hijos, que al acudir al lugar encontró en la habitación el cadáver de su padre. Las primeras pesquisas apuntan a la hipótesis de que los delincuentes habrían accedido al domicilio a través de una ventana y después de romper parte de la reja que la protegía. Al parecer, pudieron haber asfixiado a la víctima utilizando una almohada.

Una familiar del octogenario maliayés tuvo uno de los últimos contactos con él el domingo por la noche a las once de la noche, cuando según su testimonio le entregó 3.000 bolívares -unos 285 euros- para que hiciese unas compras al día siguiente.

Joaquín Bastián Lavandera, emigrante maliayés que había pasado buena parte de su vida en Venezuela, se había mudado en 2011 a Ciudad Caribia, población situada al Norte de Caracas donde le había sido adjudicada una vivienda. Sus vecinos le recuerdan, según las mismas fuentes, como una persona activa y amistosa que realizaba trabajos de carpintería por su cuenta y que formaba parte del Club de Radioaficionados de Caracas. A pocos metros de su casa hay un puesto de la Guardia Nacional venezolana, aunque según testimonios de familiares del maliayés citados por medios digitales del país, no solían efectuar recorridos ni patrullas por la zona.

Agentes de la policía judicial venezolana tomaron en el domicilio de Bastián Lavandera huellas dactilares que confían en que puedan conducirles hasta los responsables del asalto y del asesinato del emigrante maliayés.