El origen de los hechos se remonta al verano de 2007 en Gijón, pero la causa judicial llega mañana con una madre y otros seis acusados que se sentarán en el banquillo del Juzgado de lo Penal de Lugo para responder por un supuesto delito de sustracción de menores. A la mujer se la acusa de retener y ocultar durante más de año y medio a sus dos hijos, cuya custodia había recaído en el padre y exmarido de la primera por sentencia judicial firme.

El asunto es grave y afecta a buena parte de la familia de los niños, que hoy son dos jóvenes de 21 y 16 años de edad. El fiscal pide para los encausados penas que suman 38 años de cárcel: cinco para la madre, tres para la abogada y seis para cada uno de los tíos de los menores y sus abuelos.

El ministerio fiscal entiende que la madre necesitó de la ayuda de otros familiares, incluidos los abuelos maternos de los niños, en la ocultación de los pequeños. El padre, al parecer, no supo dónde se encontraban en un periodo que va desde septiembre de 2009 al mes de mayo de 2011.

Fue en julio de 2007 cuando un Juzgado de Gijón había dictado una sentencia de divorcio y otorgado la custodia de los niños a la madre, aunque con un régimen de visitas y estancias con el padre.

En septiembre de 2009, el padre presentó un escrito en los mismos Juzgados gijoneses para que se requiriese "a la madre de los menores" que hiciese entrega "de los mismos" a su exmarido "para poder disfrutar de la compañía de los niños", por lo que la progenitora y su abogada fueron citadas para presentarse en sede judicial. Ninguna compareció.

Por ello, el Juzgado acordó que ambos menores pasasen a convivir con su padre y suspendió todo tipo de comunicación y estancia de los mismos con su madre. La sentencia fue confirmada por la Audiencia Provincial de Asturias, pero según el ministerio fiscal, la madre, "con la finalidad de evitar el cumplimiento de dichas resoluciones" y "a sabiendas de su deber de entregar a los menores a su padre", se "ocultó" con ellos, "sin dar a conocer el paradero de los mismos" y no dando "señales de vida".

Finalmente, fueron encontrados por agentes de la Policía Judicial el 3 de mayo de 2011, en una vivienda de la localidad de Ribadeo.