El juicio a Miguel Ángel Muñoz, presunto asesino de la peregrina norteamericana Denise Pikka Thiem, finalizó ayer, a falta de una testigo, las conclusiones de las partes y de la última palabra del acusado, con una prueba documental estremecedora: el vídeo grabado el 15 de septiembre de 2015 con la reconstrucción de los hechos. Son casi treinta minutos en los que se ve a Muñoz guiando a un grupo de policías y funcionarios judiciales por los parajes donde asegura que mató a Denise, la enterró, desenterró y abandonó finalmente.

En las imágenes y bajo un fuerte aguacero, Miguel Ángel Muñoz pasa por crisis de emoción. En un momento, cuando explica en qué punto exacto enterró a la peregrina, se pone en cuclillas, se tapa la cara con las manos y parece llorar.

En varias ocasiones los nervios le llevan a mover compulsivamente los brazos. Trata de explicar los hechos pero la crudeza le impide a veces hablar. Busca palabras suaves y a veces balbucea. La grabación se vuelve intensa cuando el acusado relata cómo desenterró el cuerpo de Denise para alejarlo de su casa. "La saqué, con guantes, y me costó muchísimo. La metí en una saca y me fui con ella a cuestas unos dos kilómetros".

¿Nadie te vio?, pregunta un policía. Y él contesta que no "porque eran las dos de la madrugada. Me vestí todo de negro, no había luna...". Y una reflexión final: "yo quería que la encontrárais. Si no hubiera querido, no la habriais encontrado nunca".

El relato es verosímil. Muñoz señala el lugar de la agresión. Le dio con un palo, ella cayó y se golpeó -dijo- con unas piedras. "Estuve quince minutos con ella, a ver si reaccionaba; empezó a dar convulsiones y ví que estaba sufriendo. Cogí una navaja y le hice un corte en el cuello. Me quedé paralizado".

Eran las dos y media de la madrugada y Muñoz cargó con el cuerpo dos horas, arrastrándolo por el monte. Reconoce haber vivido horas de "tensión, estrés y arrepentimiento". Y también miedo: "era importantísimo que no me vieran". Muñoz no sale de su asombro porque la Guardia Civil no hubiera dado con el cuerpo. "Llegaron con helicópteros, con perros, y no encontraron nada. No lo entiendo".

En el vídeo se ve trabajar a uno de esos perros utilizado en la reconstrucción. El animal busca las manos de Denise, que Muñoz explica ante los micrófonos que "corté con un hacha de cocina pequeñita", se supone que para dificultar la identificación. Le quita la ropa al cadáver, por el mismo motivo. Muñoz se despista cuando busca el lugar de enterramiento. "Necesito salir a unos pinares para tener una referencia. Que me acompañen dos policías", aunque añade que "no voy a salir corriendo". Las manos siguen sin aparecer.

Los psiquiatras de la defensa aseguraron que el acusado sufre dos patologías psiquiátricas: trastorno de límite de personalidad y trastorno explosivo intermitente, lo que le afectaría al autocontrol y a la voluntad.

En la sesión declaró un testigo que la acompañó cuatro días. Javier Pombo -biznieto de la escritora Concha Espina- lamentó haberle recomendado pasar por Castrillo de los Polvazares. Un consejo que la llevó a la muerte.